«Ojo por ojo y el mundo quedaría ciego»
Dunia Orellana Periodista de datos de Honduras Colaboradora foto: internet
La muerte sorpresiva este sábado de Hilda Hernández, la hermana, mano derecha y principal estratega del presidente Juan Orlando Hernández, llegó en el momento menos esperado, en un accidente aéreo que deja muchas dudas, pero que sobre todo ha dividido más a Honduras entre los que aman y los que odian. El sentimiento de rechazo y amor a Hernández es evidente en las redes sociales y en las calles.
La declaratoria inesperada el Tribunal Supremo Electoral obligó a muchos y muchas a manifestarse públicamente en contra de la reelección del Presidente. Mientras el exmandatario Manuel Zelaya, coordinador de campaña de Salvador Nasralla, llama a los hondureños a las calles, la violencia y las muertes por este conflicto pos electoral se han incrementado. Unos hablan de 18, otros de 25 personas asesinadas directamente en ejecuciones extrajudiciales, pero hay un subregistro de hondureñas y hondureños fallecidos de infartos o subidas de presión por esta crisis anunciada.
Sin tener un panorama claro de lo que vendrá, esta es una prueba más de lo difícil que es vivir en un país que tiene los índices de desarrollo humano más bajos del planeta. Mientras siguen las batallas campales por un lado y por el otro, hay niñas y niños que están muriendo de desnutrición, más personas desempleadas y, sobre todo, una desigualdad que sigue en aumento. La corrupción, las ansias de poder y de tenerlo todo nos están llevado a una muerte lenta que acaba con la paz de nuestra nación.
Mientras siguen las batallas campales por un lado y por el otro, hay niñas y niños que están muriendo de desnutrición
Aunque Honduras ha logrado con el gobierno de Hernández reducir los índices de violencia, eso no significa que no siga habiendo crímenes. Tenemos altos índices de impunidad, sobre todo en cuanto a los asesinatos contra grupos vulnerables, que son quienes más sufren en estos procesos. Basta ya de derramamiento de sangre, violencia y saqueos; queremos paz, queremos justicia e igualdad. Basta ya de robarse el dinero del estado y malgastarlo en armas que solo sirven para reprimir a la población. Es injusto ir a un hospital público y saber que la atención médica y hospitalaria será deficiente y, lo más seguro, si no tienes dinero, es que morirás por no ser atendido como se debe.
La misiones de observación de la Unión Europea y la OEA han dado dos informes muy claros sobre este proceso poselectoral. Se han propuesto nuevas elecciones, pero en Honduras no existe segunda vuelta. Espero que esto no se quede en papel mojado; ya no se puede vivir así, esperando que, un día, tú o tu familia sean víctimas de un lobo solitario que quiera hacer justicia. Los llamados de odio se observan de ambos lados, pero, como decía Gandhi: «ojo por ojo y el mundo quedaría ciego». No permitamos quedar ciegos ante la indiferencia y la injusticia.
