Y la danza sigue a pesar de la pandemia
Evidentemente el covid-19 ha tomado por sorpresa a muchos bailarines, que han tenido que hacer una pausa en sus actividades artísticas.
Por: Alex Bonilla
fotografías: cortesía Oscar Molina
Sin duda alguna la danza es el lenguaje oculto del alma ya que por medio de ella se puede revelar todo el misterio que la música concede, debido a que no es necesario expresarlo con la voz sino con los movimientos del cuerpo que cae en un vaivén lírico y armónico presentados dentro de un escenario ante toda una audiencia.
A la vez, la danza folclórica está envuelta en un aura de emociones, de alegría, color, costumbres, tradiciones y que además en ella perduran las raíces de los antepasados; también es una disciplina que va de la mano con el compañerismo, confianza, trabajo en equipo y pasión para que el público pueda percibir cada una de ellas.
Oscar Armando Molina Cruz es un joven apasionado en este arte y fiel creyente de que lo imposible es posible si lo crees, él es estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales y Negocios internacionales en la Universidad de Oriente (UNIVO).
Molina lleva aproximadamente 3 años bailando en el Ballet de proyección folclórica en la UNIVO y además tiene año y medio recibiendo clases de danza en el Ballet folclórico de la Paz conocido por sus siglas como BAFOPAZ, bajo la dirección de Alex Gámez quien también es director del Ballet folclórico nacional.
Por otra parte, antes de sumergirse en el ámbito artístico, Oscar no estaba seguro de tener todos los elementos necesarios para convertirse en un bailarín profesional, pero por medio de un círculo cercano de amigas que lo convencieron de ir a un ensayo cambió totalmente su perspectiva.
“El primer día de ensayo en mi vida fue aburrido, pero como a todo hay que darle el beneficio de la duda, decidí darle una segunda oportunidad y ahora amo la danza como de esas cosas que quiero que estén conmigo siempre” aseguró.
Para Molina el motor de su inspiración se concentra en la familia y amigos cercanos que lo han apoyado incondicionalmente en esta faceta como bailarín.
Por otra parte, los preparativos en las horas de ensayo, también llegan acompañadas de lesiones o golpes que se ponen de manifiesto a la hora de llevar a cabo una presentación, quizá sea poco tiempo en escena cinco o diez minutos, pero tras de eso existen horas de esfuerzo, tardes completas, sacrificar horas de almuerzo para ensayar y llevarlo a función
“Una anécdota para recordar fue una situación de caída en el escenario, fue en un festival en Honduras tuve un percance, pero soy fiel creyente que estas situaciones te hacen mucho más fuerte y a la vez aprendes sin duda me quedo con la satisfacción que el público valoró el trabajo y que se dan cuenta de los retos que cada bailarín afronta en una puesta en escena “dijo Oscar
Aunque no todo ha sido risas y alegría, debido a la pandemia del COVID-19 que ha afectado mucho en cuanto a planes, proyectos para este año en el ballet folclórico de la paz, como festivales de danza internos, como fuera del país, además el rendimiento de los bailarines se ha visto afectado porque ya no se tiene la misma actividad de danza que se tenía normalmente antes de todo esto, aunque luego se pueda retomar y esperan que las condiciones vuelvan hacer las mejores.
“Más allá de un reto será un nuevo inicio en cuanto a la reintegración en el ámbito artístico, hablando de grupos, sería volver a restructurar el tejido de danzas, coreografías de proyectos entonces será la oportunidad para recuperar el tiempo que no se ha puesto en práctica como quizá cueste un poco reintegrarse en las actividades culturales pero no será imposible” comentó Molina.
A pesar de la pausa Molina entrena en casa, las clases del Ballet Folclórico La Paz se las dan en línea, los sábados, prácticamente todo el día, por lo que su actividad se mantiene.
Probablemente, estos sean los meses decisivos para muchos bailarines que han tenido que tener una pausa en sus actividades dejando a un lado los escenarios y dejar de recibir el cariño, los aplausos de las personas, de ir a nuevos lugares, conocer personas, países ciudades. Por ahora es desalentador pero la premisa es el autocuido.
“No se desanimen todo será mejor que antes y ese será el nuevo reto de nosotros saber valorar todo lo que se ha tenido. a los futuros bailarines disfruten de esas pequeñas presentaciones como si fuese la última, den el alma y el corazón entreguen todo que el trabajo del bailarín siempre es reconocido; aún recuerdo mi última presentación la disfruté como todas y ahora extraño esos momentos pero sé que este tipo de situaciones nos ha servido para reflexionar mejor las cosas y cuando todo pase volver más renovados, dispuestos, aprovechando el tiempo” externó Molina.