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Reinulfo: Padre ante todo

A Reinulfo lo conocí en el tráfico de la calle antigua a La Unión, quise alcanzarlo, pero se metió entre los vehículos con la destreza de un competidor de carrera de bicicletas, le perdí de vista, pero aún estaba admirada de como maneja, pese a que le faltan ambas manos y los antebrazos.

Luego de dos semanas lo vi otra vez, me adelanté y le pedí una entrevista a la que accedió. Su nombre completo es Reinulfo  Ramírez, tiene 36 años, sus amigos le dicen “nulfo” y en la zona donde trabaja “el cuti”, un apelativo que dice no le molesta.

Pero no siempre fue así, recién llegado a la zona donde trabaja, el apodo no le sentó bien, le daba coraje y a veces lloraba de impotencia, luego se acostumbró a la dureza de los demás y esto le dio fuerza para seguir.

Reinulfo tenía 22 años cuando perdió sus manos; estaba laborando como albañil en un proyecto particular, armaba el hierro en un plafón y cuando lo subía hizo contacto con una línea primaria del tendido eléctrico, el impacto lo lanzó al piso y además, le carbonizo las manos.

Las personas para quienes trabajaba en Lolotiquillo, Morazán, no se hicieron cargo de la hospitalización y tratamiento del joven, por lo que fue llevado al hospital Nacional de San Francisco Gotera y luego al Rosales, donde le amputaron ambas extremidades.

“Fue duro, porque soy huérfano, no tenía a nadie cuando me pasó eso, quienes me animaban eran las enfermeras,,,” narró; igual que en la biblia, a “Nulfo” una señora que no le conocía pagó a otra persona para que lo cuidara mientras se reponía, luego volvió a estar solo.

“Es duro tener que aceptar de la noche a la mañana no tener manos, pero Dios me ha dado otro sentido y ahora ya voy a pescar, a hacer leña, siembro la milpa, ahí voy” afirma orgulloso. Con la bicicleta no fue mayor problema, solo aprendió a tener más equilibrio y una amigo le adaptó los frenos y el manubrio.

Reinulfo tiene dos hijas, una de 13 y la otra de 7 años, ambas son fruto del amor que encontró luego de superar su crisis, un tiempo en las drogas y el alcohol y aceptar ser una persona con discapacidad.

Este padre se conduce a diario en su bicicleta modificada desde el cantón El Rebalse hasta la terminal de buses de San Miguel, recorre unos 10 kilómetros para poder buscar como sobrevivir. Él se sube al transporte público a pedir ayuda, “no he encontrado otra forma de sobrevivir, ya llevo 16 años haciéndolo y la gente me apoya, esto me sirve para que no falte la comidita en mi hogar” asegura.

La esposa de Reinulfo, Ana de Jesús apenas gana $25 haciendo limpieza de vez en cuando; sin embargo él dice sentirse bendecido porque sus niñas estudian y porque tiene una familia.

“Yo le digo a los padres, a los que tienen vicio, que tomen fuerza, que hay solución, que lo hagan por sus hijos, porque ellos son lo más lindo que uno tiene, son la alegría del hogar, no hay ningún impedimento para hacer las cosas bien”

Este padre tiene además otra esperanza, él  y su familia viven en la zona de la línea férrea, el gobierno les otorgó una parcela de tierra, pero siguen viviendo en una champa de lámina.

“Hay mucha gente que le están construyendo las viviendas de parte de del Fondo Nacional de  Vivienda Popular, esa es la fe que tengo, que me ayuden también, toda mi familia estamos esperándola” dijo con certeza que así será, pues su mayor sueño es darle a su familia una casa segura, además de poder tener mejores ingresos económicos para ellos, pese a todo sigue adelante, se arriesga todos los días en medio del tráfico para poder llevar sustento a sus amores: sus hijas y su esposa.

 

“Yo le digo a los padres, a los que tienen vicio, que tomen fuerza, que hay solución, que lo hagan por sus hijos, porque ellos son lo más lindo que uno tiene, son la alegría del hogar, no hay ningún impedimento para hacer las cosas bien”  Reinulfo Ramírez

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Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

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