Los dulces tradicionales, el sabor del carnaval
El coco rallado, los dulces de camote, higos o los de manzanilla, semillas de marañón son algunas de las deliciosas tradiciones de las fiestas
Por: Salvador Antonio Bernal Taller de Reportaje
Son casi las tres de la tarde en la calurosa perla de oriente, el campo de la feria se prepara para recibir a sus visitantes del día, San Miguel está de fiesta, uno de los eventos más trascendentales del país, que a través de la historia se ha ganado la fama de ser uno de los mejores carnavales de Centroamérica, y cientos de personas que tratan de beneficiarse de este evento de muchas formas.
Los vendedores que están ubicados en el centro de gobierno municipal, habilitado para todas las atracciones de feria. Juegos mecánicos, elotes locos, papitas fritas, estrellas de azúcar, bebidas con y sin alcohol, pero lo que no puede faltar son los dulces tradicionales o como la gente les llama, los -dulces de feria-, son los que le dan un toque de color, sabor y tradición gastronómica a estos festejos.
Para la familia Maldonado es una tradición llegar hasta San Miguel a vender dulces, viajan desde el municipio de Santo Domingo en el departamento de San Vicente, año tras años preparan la venta durante mucho tiempo para poder ofrecer los mejores productos a las personas que visitan el campo de la feria, han pasado más de cuarenta años desde la primera vez que llegaron a la tierra carnavalera y -no piensan dejar de venir.
Para Mirna Aracely Maldonado, una de las 16 hijas de la persona que inició con esta tradición llegar a San Miguel es uno de los eventos más esperados para su familia “hace años que mi mamá inició con esto y ahora todos los años hemos venido y seguiremos viniendo porque San Miguel es un lugar donde viene mucha gente y los lugares que nos dan para vender son muy buenos” comentó emocionada la vendedora.
Los precios pueden variar entre los cincuenta centavos de dólar –dos coras- y los dos dólares, pero son accesibles al igual que todas las variedades de productos elaborados para las personas que les gusta disfrutar de esta variedad gastronómica salvadoreña.
Diferentes gobiernos municipales, lugares, situaciones ha vivido esta familia, pero dicen estar muy felices de estar en la ciudad garrobera, “los mejores días de venta son entre el 20 y el 25 de noviembre, pero todos los días viene gente, es buena la afluencia de personas en este lugar” cuenta Mirna, arreglando y dándoles la mejor ubicación a unos dulces de coco rallado.
San Miguel no solo es el carnaval, las carrozas coloridas, los carnavalitos de barrios o colonias, esconde muchas historias como la de la familia Maldonado que anónimamente le dan un toque de color y sabor a estos festejos.
Porque como dice la canción: para reír, para gozar, no hay más lugar que San Miguel en carnaval.