Por: Gloria Marisela Pereira Hernández
Foto: cortesía
El deterioro de nuestra identidad cultural radica en nuestras costumbres, año tras año la vestimenta en El Salvador va cambiando y la transculturación hace que que poco a poco vayamos perdiendo las tradiciones y la identidad.
La cultura sobre la vestimenta en nuestro país se ha caracterizado con diferentes trajes, sencillos y bordados a mano; cada zona tiene sus propias peculiaridades, ropa que ha sido creada por las mujeres desde el tiempo de nuestros ancestros. Entre algunos trajes típicos se pueden mencionar:
Traje típico de Panchimalco, utilizado en San Salvador y Panchimalco, es muy parecido al de volcaneña (traje que utilizan las mujeres de la Libertad y del área central de El Salvador) con la variante que la falda suele ser de color oscuro en contraste con la blusa blanca y siempre de algodón. Además, se utiliza una franja amarilla a la cintura para las mujeres solteras y una roja o sin faja para las mujeres casadas.
Traje típico de Izalco, heredado desde los tiempos precolombinos, se caracteriza por el uso de faldas de muchos colores, refajos y toda una gama de vestuario donde predomina el color abundante. A la blusa se le denomina güipil y a la falda que es un solo lienzo se le denomina refajo y se distingue por la peculiaridad de manejar distintos colores para cada pueblo, siendo los bordados la señal para diferenciarlos. Es el traje que se maneja en toda la zona occidental y el más reconocido como parte de la herencia pipil en El Salvador.
Cabe mencionar que luego de la masacre de 1932, en el que centenares de indígenas de occidente fueron asesinados, la vestimenta de éstos se fue perdiendo, pues muchos tenían miedo de ser víctima de la persecución del presidente de ese entonces, Maximiliano Hernández Martínez.
Traje de Cacaopera, propio de la zona oriental, especialmente en el departamento de Morazán. La falda y la blusa son teñidas del mismo color, empleando para ello un material liviano y complementándolo con un delantal blanco y una serie de bordados de colores.
En la antigüedad las mujeres usaban delantal como parte de su estilo para vestirse; actualmente son pocas las que usan esta prenda. Muchas personas aún piensan que la ropa de antes era mejor, pues este cambio rotundo ha sido de mucha desigualdad.
“Es esencial, la ropa de antes era lo mismo, todos usábamos el mismo estilo nada cambiaba, todo era por igual; hoy los jóvenes tienen un pensamiento más globalizado, donde ha afectado la falta de educación económica, prefieren tener una ropa que esté a la moda sin importar el dinero que se gasta” dijo Elvira Ramírez, costurera de la zona de Meanguera.
Sin embargo hay que definir que toda cultura está exenta a perder las formas de comportamiento y está al margen de lo que se debe definir como cultura especialmente en la forma de vestir de una etnia o comunidad.
“Estamos en una época de transición de un tejido social claudicado y sin la preocupación de nuestra identidad cultural” expresó Fidelina García, Maestra del Caserío San Luis, Meanguera.
La vestimenta de antes ha cambiado, pero en nuestra cultura hay una reseña que seguirá dándose por más años.
“Las cosas cambian, el mundo cambia, todo cambia, y nuestra ropa ya no es la misma, excepto los que quedan de nuestra generación, pero una cosa que no cambiará son los hermosos trajes típicos que aun en las escuelas se pueden ver en los eventos” comentó Candelaria Ramírez, habitante de Meanguera, Morazán.
Los trajes típicos son utilizados actualmente en diferentes festividades. En el traje femenino es común ver elementos como un escapulario, un chal, un paño, diferentes adornos de colores, con tela de algodón y pueden estar con una falda y una blusa, o un vestido, en el calzado se usan sandalias.
La transcultuzación ha influenciado en las costumbres, incluyendo la vestimenta, solo quedan recuerdos de algunos de estos, para ser contados y conservados en cada sector del país.
