Este fin de semana fue para muchos la catarsis de sus pasiones políticas, enarbolaron colores, frases, cantos y apoyaron a los candidatos de turno.
Las actividades coincidieron, no así los pensamientos; los militantes del fmln, muchos de ellos excombatientes no pusieron en práctica la tolerancia y la democracia de las que alardean y por las que lucharon durante la guerra, no soportaron los colores ajenos, desobedecieron un permiso de una entidad gubernamental y obligaron con sus actitudes a que un evento organizado por el movimiento Nuevas Ideas se realizara en otro sitio.
Mientras tanto las ideologías y los gustos por determinados personajes se fusionaron entre los ciudadanos, el rostro del Che Guevara estaba entre los seguidores de Nayib, así como la batucada de un grupo de jóvenes que tocaban entre la polvareda de las canchas Gambeta y el ardiente sol migueleño que les dejaba la piel cobriza. Las cámaras móviles, drones y las convencionales grababan cada detalle, no importando que el polvo de vez en cuando nublaba los lentes.
El agua en botella costaba $1.00 en ese espacio, algunos preguntaban si estaban recogiendo fondos para la campaña, pues por lo general cuestan $0.35, pero fueron los vendedores los que aprovecharon la oportunidad.
Los alcaldes, de San Miguel, Miguel Pereira y de San Salvador, Nayib Bukele alimentaron con sus discursos la división el pasionismo sin objetivo y la mediocridad política.
“Con ustedes, con el partido, con el movimiento sigue, con el movimiento 10 mil y los jóvenes, vamos a poner una barrera a esos que quieren invadir San Miguel, para conquistarlo y devolvérselo a los que lo administraron…” dijo Pereira en su discurso de inicio de campaña y más adelante llamó “personajes oscuros externos al municipio”, en clara alusión al alcalde capitalino, mientras que Bukele aprovechó la coyuntura para echarle leña al fuego en las redes y consiguió que muchos lo vieran como “víctima”, en la tarde llamó a no votar por Pereira.
Ambas actitudes desdicen de dos jóvenes políticos que se precian de ser ejemplos para otros jóvenes, pero que han demostrado que no toleran al adversario, que buscan confrontar en lugar de dialogar y que los intereses particulares y partidarios priman a la hora de decidir el discurso, las acciones.
En medio de esta jungla, quienes más disfrutaron de la inmadurez política y salieron gananciosos fueron Will Salgado y Orlando Ulloa, quienes no gastaron ni un centavo en el pleito: Ulloa fue vitoreado sin estar presente, pues Bukele invitó a votar por él y Salgado aseguró que no había hecho una inauguración fuerte pues “temía ser boicoteado”, aludiendo a su rivalidad con el alcalde migueleño.
Nuestra lección: educarnos mejor para la política, la tolerancia y el respeto a los otros, sin importar ideologías, raza, credo ¡tanto que se alardea eso y mucho que cuesta cumplirlo!
Los jóvenes deben participar en la política, claro que sí, sin pasiones extremas, sin fanatismo, sin perder la visión de mejorar este país; y aquellos que se precian de ser diferentes, de pensar en los demás, deberían dar ejemplo con sus acciones, con discursos más democráticos y conciliadores.