TAMBIÉN LOS SALVADOREÑOS EN DIOS CONFIAMOS
UNA REFLEXIÓN AL TPS.
Por: Lic. Guillermo Elías Ventura Meléndez Lic. Edwin Odir Parada Guandique foto de referencia
Celebré la frase con la que el pueblo angloparlante ha fundado una gran nación, luego que sus oriundos salieran de la gran Inglaterra, como inmigrantes y bajo un sueño de nuevas tierras, cruzaran el bravo mar atlántico, sometidos a grandes peligros en alta mar, y fundaran sus trece colonias, lucharan contra el sometimiento y lograran su independencia; hoy otros inmigrantes bajo un sueño de prosperidad y vida mejor, como lo fuese el de esos originales angloamericanos, han llegado y han colonizado, se han mestizado y han generado prole, también dignos de admiración como aquellos originales, sometidos a grandes peligros en su trayecto, del cual algunos no han retornado.
También “En Dios confiamos” los Salvadoreños, quienes como esas originales colonias, hoy tenemos una colonia de Salvadoreños en el llamado sueño americano, en búsqueda de mejorar el estatus social, la economía, la libertad.
Estos Salvadoreños que han emigrado por diversas razones sociales y han fundado colonias han contribuido grandemente al fortalecimiento de la gran nación norte americana, en lo estructural y económico, sin dejar de mencionar en todos los acuerdos y tratados, convenios de cooperación mutua con la que los Salvadoreños han contribuido.
No es digno de un mandatario que de forma peyorativa dirigirse a una gran nación que previo a su minúsculo mandato, del cual su posición se debe a minoría y una oposición como mayoría, hable por el pueblo norteamericano de forma insultante a nuestra nación cuando los Salvadoreños le representamos a nuestro pueblo hermano norteamericano $31 billones en el Producto Interno Bruto de Estados Unidos, lo que equivale a que si todos los salvadoreños salieran hoy de los Estados Unidos le acarrearían una pérdida de 673 millones anuales de dólares. Esto es un aporte valioso a la productividad económica de la sociedad norteamericana y también es sumamente pertinente que estos brindan el principal sustento a la economía salvadoreña por medio de las remesas familiares.
Aparte de ello, si observamos el número de familias compatriotas que viven en Estados Unidos, observaremos que son aproximadamente cincuenta mil, y un número individual de salvadoreños de 195,000. De los cuales aproximadamente 192,700 son hijos de personas que están acogida al TPS (Estatus de Protección Temporal), quienes son de igual manera hijos, algunos nacidos en suelo norteamericano, que desde el punto de vista jurídico debe aplicarse el Derecho Internacional del IUS SOLIS. (Término jurídico del derecho Internacional, relativo al derecho de la nacionalidad por haber nacido en un territorio determinado).
Es derecho absoluto de todos los países que resguarden su soberanía, y que en sus tierras puedan tomar decisiones por su seguridad interna, pero también es un derecho humano el de la solidaridad de los pueblos, hoy por hoy contemplado en la mayoría de las constituciones de los Estados, este derecho humano de cuarta generación, como derecho de IUS COGENS, busca que todos aquellos pueblos que en un momento histórico se han visto sometidos a graves perturbaciones sociales y han tenido grandes masas que emigrar, busquen refugio y que las naciones con una mayor estabilidad social den aquella protección temporal.
Ello se ve consagrado en el Art. 29 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social internacional en que los derechos y libertadas proclamados en esta declaración se hagan plenamente efectivos”, en relación a los Arts, 2 y 7 del mismo cuerpo de ley, que establece que no debe existir discriminación en base a la condición de inmigrantes.
El TPS como programa, nace como una medida que el Congreso de Estados Unidos da a naciones con problemas de violencia social y desastres naturales. Fue en el año de 2001 que El Salvador se ve favorecido con dicha medida a raíz de la aplicación normativa de la Ley de Inmigración de los Estados Unidos de Norteamérica.
Siendo el TPS un programa extendido por los Estados Unidos de América, a inmigrantes de países afectados por desastres naturales o exposiciones de violencia grave, como escenarios que hacen nula o difícil el retorno por ser inseguro, luego del conflicto social al que se vio sometido nuestro país y por los constantes golpes de la naturaleza, por medio de fenómenos meteorológicos y sísmicos, es que se otorga en los años de 2001 dicho programa.
No obstante ello, el programa TPS se ha venido renovando luego en los diferentes mandatos presidenciales, pero es el caso que en el presente año, el departamento de Seguridad Nacional, del Gobierno de los Estados Unidos de América, ha cancelado el programa a diferentes naciones, entre estas El Salvador, dando un plazo de dieciocho meses, para dejar la nación Norte Americana.
La consecuencia jurídica al verse cancelado el programa y dar un término de gracia a nuestros compatriotas, es que se da la posibilidad de deportación masiva de una población de aproximadamente 195,000 Salvadoreños que deben dejar a más tardar en el año de dos mil diecinueve por el mes de septiembre el suelo norteamericano, caso contrario por imperativo jurídico su estatus sería de ilegal, y podrían ser sometidos a la jurisdicción formal y a la imposición de sanciones legales.
El impacto a nuestra nación sería negativo y nefasto, en términos económicos, hay un buen número de salvadoreños que sobreviven de remesas familiares, por los altos índices de desempleo en nuestro país, la situación política altamente polarizada, y la delincuencia, como fenómeno social, que siguen siendo y son factores dinamizadores para que miles de Salvadoreños buscaran el sueño americano.
Según la Dirección General de Estadísticas de Economía de El Salvador, solo en el año 2016 la población desempleada era de 204,636 personas, lo que equivale a una tasa aproximada de 7 % de los salvadoreños. Y si le sumamos a los postulantes a una deportación, observamos que dicha tasa se incrementaría de forma negativa, y parte del sostén económico por parte de las remesas generaría el incremento en el índice de pobreza salvadoreño.
Estudios reflejan que el 17% del Producto Interno Bruto de El Salvador es producto de las remesas familiares, por lo tanto al ya no existir las mismas las pérdidas serian desastrosas para la economía salvadoreña.
A parte de la afectación del entorno familiar y del núcleo y tejido social de los salvadoreños, al verse separadas sus familias al darse una deportación.
En atención a ello es apremiante que el Gobierno Salvadoreño y el norteamericano busquen una solución diplomática acorde a la satisfacción de ambas naciones y que la afectación de esa cantidad de compatriotas sea lo menos posible.
Hoy por hoy, hay cuatro proyectos de leyes en el congreso Norteamericano que serían posibles soluciones jurídicas, se cuenta con el apoyo de congresistas demócratas que desean buscar una salida jurídica viable a dicha problemática, y hay una sociedad civil organizada en pie de lucha por sus derechos.
Es por ello que las Naciones Unidas a través de sus comisiones de derechos humanos ha establecido según el relator especial de los derechos humanos de los migrantes y el comité sobre los derechos de los trabajadores migratorios, que si bien los países tienen derecho soberano, de decidir las condiciones de entrada y residencia en sus territorios, también tienen la obligación de respetar y proteger y cumplir con los derechos humanos de todas las personas que están bajo su jurisdicción.
Desde la óptica humanitaria y bajo la luz de las Naciones Unidas y los tratados internacionales, el ser humano es el centro de toda actividad de parte de los estados, que no debe existir exclusión, xenofobia, ni racismo ante los migrantes, que están sobre toda norma nacional, ante una supranacional de protección, ante el derecho humanitario internacional, por ello como estrategia jurídica se debe buscar el apoyo ante los organismos internacionales para que los apoyen y se busquen estrategias para que prevalezcan los derechos de nuestros miles de compatriotas. Los derechos de los pueblos a la solidaridad es un imperativo de derecho natural que está sobre el derecho positivo. En Dios los Salvadoreños confiamos, que la justicia debe privar sobre el derecho, y que el derecho de los inmigrantes salvadoreños será declarado justo, mediante la concreción de una ley que posibilite la legalización de nuestros compatriotas en suelo americano.