Por: Milena Hernández
En las últimas décadas, la insuficiencia renal ha tenido consecuencias fatales en miles de personas, y no es para menos, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe dicho padecimiento como la pérdida gradual de la función renal. Los riñones filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre, que luego son excretados en la orina. Cuando la enfermedad renal crónica alcanza una etapa avanzada, niveles peligrosos de líquidos, electrolitos y los desechos pueden acumularse en el cuerpo.
Problemas tales como presión arterial alta, diabetes, enfermedades del corazón, consumo excesivo de bebidas carbonatadas, tabaquismo; son algunas de los principales factores que aumentan el riesgo de padecer dicha enfermedad que según la OMS no tiene cura, pero en general, el tratamiento consiste en medidas para ayudar a controlar los síntomas, reducir las complicaciones y retrasar la progresión de la enfermedad.
De acuerdo con datos del Ministerio de Salud (MINSAL) en el año 2016 la enfermedad renal crónica fue la tercera causa de mortalidad del país, la primera causa de muerte en hombres y la quinta en mujeres; y sumó un total de 9.900 personas que fallecieron entre 2009 y 2018, mientras que en el año 2020 causó la muerte de 1,738 personas en edades de 30 a 69 años en todo el país, según dicta el Plan Operativo Institucional del Ministerio de Salud 2022.Incluso también se destaca que “sumó más decesos que el cáncer (1,355) y que la enfermedad respiratoria crónica (392)”.
Gran parte de las víctimas mortales han tenido que sufrir un largo padecimiento, dado que los signos y síntomas se desarrollan con el paso del tiempo y el daño renal suele avanzar lentamente, y puede incluir, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga y debilidad, problemas de sueño, cambios en la producción de orina, disminución de la agudeza mental, espasmos musculares y calambres, entre otros.
Con datos tan alarmantes es importante mantener informada a la población y hacer conciencia para evitar seguir sumando a la cantidad de víctimas que perdieron la batalla contra esta enfermedad; algunas de las medidas que se pueden tener en cuenta son: Elegir alimentos saludables, hacer de la actividad física parte de nuestra rutina, aspirar a tener un peso saludable, dormir lo suficiente, no fumar, limitar la ingesta de alcohol, explorar actividades para reducir el estrés.
Además de tomar medidas en la vida cotidiana, también se deben realizar chequeos médicos rutinarios, esto con la finalidad de asegurar un buen funcionamiento y estado saludable de los riñones, y en caso de presentar anomalías poder darles el tratamiento necesario antes de que sea demasiado tarde.
