Por: Milena Hernández
A lo largo de la historia de El Salvador, se destacan acontecimientos como el conflicto armado ocurrido entre 1979 a 1992, en el que muchos ciudadanos arriesgaron su vida por defender el bienestar del país; algunos de ellos con secuelas psicológicas o físicas, pero tuvieron la dicha de sobrevivir a esa enorme lucha donde dejaron a muchos amigos y compañeros.
Sin embargo, actualmente, a pesar de que fueron los protagonistas de un acto de heroísmo; y aunque ya no estemos en medio de una guerra, su lucha continúa, ya que, al no tener las condiciones y una pensión digna, es complicado para ellos poder solventar sus necesidades económicas.
El país aún sigue en deuda con ellos, la Ley Especial de Beneficios para los Veteranos y Excombatientes establece que la pensión mensual gradualmente se subiría hasta los $300 y recibirán una indemnización de 3,000, pero por el momento, solo reciben $100 mensual y aún no han sido indemnizados, por lo que aún están a la espera de recibir lo que les corresponde.
Uno de sus más reciente intentos por alzar la voz, fue la marcha que realizaron la mañana del martes 22 de agosto desde la plaza Divino Salvador del Mundo hacia Casa Presidencial, con el fin de exigir al Gobierno de El Salvador el pago de la indemnización y que sean tomados en cuenta dentro del presupuesto general de la nación 2024.
“La ley tiene muchos vacíos, queremos que ustedes nos ayuden para que tengamos derecho a nuestros beneficios. Estoy seguro de que nos apoyarán, porque vivimos una guerra dura y solicitamos ser escuchados”, aseguró el Representante Legal de Los Veteranos, Hugo Valle, en una reunión con los diputados de la Comisión de Defensa.
Al conocer su situación lo justo es reconocer la valentía que tuvieron estas personas al abandonar su hogar, su familia, hacerse fuertes en la adversidad y sacar fuerzas desde lo más profundo de su espíritu para resistir en un campo de batalla; merecen ser reconocidos y no necesitar rogar o suplicar que se les cumpla un derecho que les pertenece, pero, resta de las autoridades pertinentes ser empáticos y humanistas para mostrar mayor interés en brindarles la solución que por muchos años han esperado.
