Unos 5 millones de peregrinos llegan anualmente al santuario
La música, las artesanías, los artesanos, le dan un toque especial a la romería del Cristo Negro de Esquipulas en Guatemala, una tradición de fe muy arraigada en Centroamérica y México.
Los peregrinos se aglomeran en los alrededores de la Iglesia catedral, santuario del Señor de Esquipulas, cuya edificación data de hace 262 años, para tomarse fotos o iniciar la larga fila que los llevará a estar frente a la imagen de Jesús crucificado a quien le han encomendado algún milagro.
En estos días la visita de los fieles es mayor, ya que la fiesta oficial se celebra cada 15 de febrero.
En los alrededores del santuario, las ventas de conserva, artesanías dominan el paisaje, mientras en los locales todos pintados de blanco ofrecen imágenes de madera u otros materiales.
Lo más pintoresco en Esquipulas es el mercadito; la mayoría de puestos son de imaginería, pareciera que toda la gente es devota a algún santo, los hay grandes y chicos, en yeso, madera, plástico, en adornos para la refrigeradora, llaveros, en rosarios.
La devoción al Cristo Negro mueve la economía local, unos 5 millones de personas llegan al santuario anualmente.
Los historiadores afirman que la devoción se extiende en Centroamérica y México, aunque con la migración, también ha sido llevada hacia algunos estados de Estados Unidos.
De acuerdo con el arqueólogo, antropólogo, historiador y escritor guatemalteco, Carlos Navarrete, el Cristo Negro es resultado del sincretismo, o sea la fusión de dos creencias, una deidad maya representada con el color negro y la nueva fe; también se ha escrito sobre su origen que la imagen, hecha por el escultor portugués, Quirio Cataño tomó su color debido a la exposición a las velas y también por el contacto de las personas con la imagen.
Lo cierto es que miles de personas van todos los años a Esquipulas, para pagar las promesas realizadas a la milagrosa imagen, el santuario se abre desde tempranas horas y los peregrinos hacen filas para poder llegar hasta esta.
Desde El Salvador se puede viajar pasando por la frontera con Guatemala en Anguiatu, Metapán y por la longitudinal del Norte, este último menos transitado y muy cómodo, pasando la frontera El Poy, sólo que debes registrarte 3 veces ida y vuelta en los puntos aduanales ya que se cruza hacia Honduras y luego a Guatemala.
La experiencia es rica en cultura y fe, en Esquipulas aún hay mucha presencia de indígenas que utilizan su vestimenta tradicional, la mayoría trabajando en el comercio lo que lo vuelve pintoresco y atractivo.
Lo cierto es que, la fe en el Cristo Negro de Esquipulas mantiene el comercio de la zona a flote y continúa muy arraigada, desde 1594 cuando fue esculpida la imagen para esa localidad.