El diseño curricular desde el enfoque por competencias, una apuesta a la formación significativa del siglo XXI
Lic. Pedro Adalberto Castro Cruz/Docente Investigador
Resumen
Partiendo de este primer acercamiento, se describe la utilización de las competencias en el diseño del currículo desde una visión socio formativa donde prevalece el aprender a conocer, el aprender a hacer y el aprender a ser, para finalmente establecer tres propuestas de diseño curricular desde un enfoque por competencias encaminados a la formación para la producción, para el ejercicio profesional y la formación personal.
Palabras Clave: Currículo, diseño curricular, competencias, enfoque por competencias, competencias básicas, competencias personales , competencias profesionales.
Introducción
En la actualidad es necesario repensar de qué manera la formación académica forma profesionales competentes y comprometidos con el desempeño laboral sin que se abandonen los principios éticos y humanos del individuo. Esto requiere un esfuerzo del proceso de enseñanza aprendizaje más integral por parte de la comunidad docente y estudiantil.
Lo anterior no puede ser posible sin un macro, meso y micro currículo que contenga elementos de competencias que generen un proceso de enseñanza aprendizaje integral en el estudiante y el profesional. Resulta necesario abordar los elementos claves en la construcción de un diseño curricular desde un enfoque por competencias, realizando una aproximación conceptual al currículo y como este puede ser construido desde las competencias específicas según la exigencia de cada profesional en el siglo XXI
Hoy en día son cada vez más grandes las exigencias que las empresas e instituciones solicitan a sus empleados, siendo estas cada día más integrales para el desempeño eficaz y eficiente, generando así una mayor demanda de profesionales con conocimientos teóricos , prácticos y con habilidades blandas que le permitan desenvolverse en el máximo de sus capacidades.
De esta manera, este articulo aborda la importancia del diseño curricular desde el enfoque por competencias, los elementos que este debe contemplar a la hora de su elaboración y los aportes que brinda para un proceso de enseñanza más significativo e integral, brindando así herramientas a los estudiantes y profesionales que les permitan no solo conocer si no saber hacer y saber ser.
Argumento
El diseño curricular es mucho más que la definición del perfil profesional y la configuración de una malla secuencial y lógica de asignaturas y experiencias de aprendizaje organizadas para la formación de futuros profesionales. Algunos autores definen el diseño curricular como una selección cultural y, como tal, un difícil ejercicio de «apreciar y excluir». Incluyendo una proyección de educación permanente, sabedores de que no será la única oportunidad de aprendizaje que tenga la persona. De esta manera, diseñar un currículo es tomar decisiones y nadie ha dicho nunca que esto sea fácil.
Hoy en día la demanda de profesionales competentes genera una preocupación por formar a los estudiantes de una manera más integral, potenciando habilidades que le permitan enfrentar situaciones reales en los ambientes laborales. El desarrollo de competencias que vayan más allá de una apropiación de conceptos teóricos y que le permitan resolver problema de inmediato.
Ahora bien, desde la visión del estado del arte, se adopta la definición de currículo acuñada por la UNESCO (1958), que representa un concepto internacional, es decir, adoptado por diversos países. “Currículo son todas las experiencias, actividades materiales, métodos de enseñanza y otros medios empleados por el profesor o tenidos en cuenta por él, en el sentido de alcanzar los fines de la educación”. (García, 2016)
En este sentido el currículo debe responder a tres cuestiones:
- ¿Cuál es el conocimiento válido? o ¿Qué deben aprender los estudiantes? Se trata de seleccionar y excluir contenidos, con el propósito de definir aquellos que son indispensables para la formación de los profesionales.
Acción de gran complejidad si se tienen en cuenta los veloces cambios que se generan actualmente en la esfera del conocimiento humano y en las crecientes demandas de la formación profesional. Es aquí donde las competencias constituyen un modo de operar, una forma de articular educación y trabajo.
La segunda pregunta a la que debe responder el diseño curricular tiene que ver con las formas pedagógicas, o lo que se estima adecuado y coherente para la transmisión del conocimiento, aquí es donde adquieren importancia las ideas sobre cómo se aprende y cómo se enseña. Desde hace años, estos conceptos están siendo revisados y nuevos paradigmas plantean una serie de cambios en los enfoques, procesos y prácticas educativas.
El aprendizaje se entiende ahora como un proceso de construcción individual mediante el cual se hace una interpretación personal y única de la cultura. Desde esta perspectiva, los procesos de aprendizaje no son una mera asociación de estímulos y respuestas, o de acumulación de conocimientos, sino cambios cualitativos en las estructuras y esquemas existentes, de complejidad creciente.
De esta manera podemos afirmar que aprender no consiste en hacer una copia o reproducción interna de la realidad o información externa, sino en hacer una interpretación y representación personal de dicha realidad.
El desarrollo de habilidades de orden superior, como las habilidades metacognitivas y la creatividad, son también fundamentales en un mundo en constante cambio e incertidumbre, donde cada día el profesional hace uso de una cantidad de información que demanda competencias relacionadas con el mejoramiento de sus habilidades de asociación, procesamiento y utilización de estrategias que potencien la capacidad de aprendizaje.
Es por esto, las nuevas formas educativas para que puedan considerarse como tales, requieren no sólo de cambios estructurales, sino también de modificaciones en las prácticas educativa, e decir replanteamientos pedagógicos que permitan que los docentes creen, fortalezcan y trasformen los conocimientos, habilidades y actitudes a través de unas estrategias de enseñanza significativas.
Lograr que docentes y alumnos participen de una manera más comprometida durante el proceso de enseñanza-aprendizaje será posible en la medida en que conozcan, interpreten y hagan suyas las nuevas propuestas curriculares enmarcadas en el modelo de las competencias profesionales integrales.
La tercera pregunta del diseño curricular se refiere a cómo evaluar el logro de los objetivos y experiencias de aprendizaje. Este es sin duda uno de los aspectos más complejos de la planificación educativa, sobre todo cuando nuestro sistema educativo salvadoreño aun reproduce practicas evaluadoras desde enfoques conductuales imperantes en todos los niveles.
La función evaluadora tradicional se concibe como la congruencia entre la respuesta solicitada a los estudiantes y el objetivo de aprendizaje propuesto. En este enfoque, para formar pensadores competentes, el docente tiene que concebir procedimientos y estrategias autorreguladoras del proceso de aprendizaje tanto para el estudiante como para el propio docente, que signifiquen un cambio del enfoque de la evaluación, refiriéndola en este caso a los criterios acordados previamente. ( Lafuente, F. Escanero, & Manso, 2007)
La competencia es una combinación integrada por conocimientos, habilidades y actitudes conducentes a un desempeño adecuado y oportuno de una tarea en el campo académico y laboral. El término competencia entonces puede ser definido de manera general como un «saber hacer sobre algo, con determinadas actitudes», es decir, como una medida de lo que una persona puede hacer bien como resultado de la integración de sus conocimientos, habilidades, actitudes y cualidades personales.
El término alude, en primer lugar, al carácter eminentemente práctico de toda competencia. Para saber si alguien es competente es indispensable observarle. No se es competente cuando sólo se sabe cómo «se debe hacer», sino cuando se hace efectivamente y de una manera adecuada.
En segundo lugar, la definición hace referencia a algo sobre lo que se sabe hacer, que es el contenido de la competencia. En último lugar, para poder afirmar que alguien es competente no basta saber qué hace ese algo, es muy importante la manera o la actitud con la que actúa. Nuevamente se hace referencia a los aprendizajes que hacen a alguien competente, saber que es, saber hacerlo, saber comunicarlo, saber cómo hacer para saberlo.
Según algunos autores pueden establecerse, de forma general, tres grupos de competencias.En la base se encuentran las Competencias básicas, son aquellas con las que cada uno construimos nuestro aprendizaje. Están referidas fundamentalmente a la capacidad de «aprender a aprender», se elimina radicalmente la idea de que es posible aprender todo de una vez y para siempre, y de que en la Universidad se puede reproducir todo el conocimiento.
Estas competencias requieren de habilidades básicas como: la capacidad para la expresión oral y escrita; movilizan rasgos cognitivos como son: la capacidad de comprender de manera crítica la información de diversas fuentes, la aptitud para observar, la voluntad de experimentación, la capacidad de tener criterio y de tomar decisiones. Entre las competencias básicas que suelen incluirse en los currículos se encuentran la comunicación verbal, la lectura y la escritura, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y el dominio de lenguas extranjeras.
Otro grupo está constituido por las Competencias personales, se trata de aquellas que permiten realizar con éxito diferentes funciones en la vida: actuar responsablemente, mostrar deseo de superación y aceptar el cambio, entre otras.
Este grupo de competencias constituye un conjunto de difícil definición, ellas están en función de la capacidad y potencialidad de expresión de un grupo de características que se manifiestan en relación con el ambiente en que se desarrolle la actividad, por ejemplo: seguridad en sí mismo, capacidad para dominar los sentimientos y las tensiones emocionales, curiosidad, argumentación crítica y capacidad analítica.
Finalmente, el grupo de las Competencias profesionales. Estas son las que garantizan el cumplimiento de las tareas y responsabilidades del ejercicio profesional, la capacidad de las personas para desenvolverse productivamente en una situación de trabajo no depende sólo de las situaciones de aprendizaje académico formal, sino también, y de forma relevante, del aprendizaje derivado de la experiencia en situaciones concretas de trabajo.
Estos currículos describen y proponen actividades que fortalezcan un aprendizaje duradero, transferible y autorregulable por el alumno. Teniendo en cuenta cómo percibe, codifica y elabora la información el sujeto; cómo la transforma a través de la experiencia en conocimiento y cómo la aplica para la solución de problemas y la generación de nuevos conocimientos.
En el diseño se establecen las competencias, se definen los objetivos de aprendizaje y las actividades a realizar, se formulan las metas y se describen los cursos. Estas acciones orientan la organización de los contenidos en unidades de aprendizaje y ayudan a seleccionar las estrategias para el planeamiento y diseño de las acciones. Aquí encuentran cabida metodologías como el aprendizaje basado en problemas (ABP).
En la evaluación, cuando el diseño curricular es por competencias y se quiere saber si alguien es competente, resulta indispensable observarle actuando; es decir, como ya se ha descrito anteriormente, no se es competente cuando solo se sabe cómo se debe hacer, sino cuando se hace efectivamente y de una manera adecuada.
Las competencias en el ámbito educativo se han diversificado, es común hoy día hacer referencia en los espacios académicos a los diseños curriculares por competencias, a la evaluación del aprendizaje por competencias y al desarrollo de competencias para el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, dando auge al tema de competencias.
De esta manera el concepto de competencia, en educación, se presenta como una red conceptual amplia, que hace referencia a una formación integral del ciudadano, por medio de nuevos enfoques, como el aprendizaje significativo, en diversas áreas: cognoscitiva (saber), psicomotora (saber hacer, aptitudes), afectiva (saber ser, actitudes y valores)
Este abarca todo un conjunto de capacidades que se desarrollan a través de procesos que conducen a la persona responsable a ser competente para realizar múltiples acciones (sociales, cognitivas, culturales, afectivas, laborales, productivas), por las cuales proyecta y evidencia su capacidad de resolver un problema dado dentro de un contexto específico y cambiante. (Cázares, 2008)
El diseño curricular por competencias debe contemplar tanto las competencias transversales, siendo estas genéricas y compartidas por todas las materias o ámbitos de conocimiento; las competencias específicas las cuales están relacionadas con disciplinas concretas y las competencias as transversales, que, a su vez, se clasifican en instrumentales, interpersonales y sistémicas.
Las competencias interpersonales que miden las habilidades de relación social y de integración en diferentes colectivos y la capacidad de trabajar en equipos específicos y multidisciplinares, es decir, se trata de las capacidades que permiten que las personas tengan interacción con los demás.
Y las sistémicas miden las cualidades individuales y la motivación en el trabajo, ya que exigen destrezas relacionadas con la comprensión de la totalidad como un sistema. Las competencias específicas se dividen en tres clases: las académicas o relativas a conocimientos teóricos (saber); las disciplinares o conjunto de conocimientos prácticos requeridos para cada sector profesional (hacer); y, finalmente, las de ámbito profesional, que incluyen tanto habilidades de comunicación e indagación, como el know how aplicadas al ejercicio de una profesión concreta (saber hacer).
Teniendo en cuenta lo anterior el diseño curricular de un plan de estudios y de sus correspondientes asignaturas debería construirse desde una perspectiva integrada y global. Esto quiere decir que debería hacer explícito con claridad lo que el alumno debe saber, lo que debe saber hacer y las actitudes académicas y profesionales que debe conseguir como resultados de aprendizaje.
Resulta necesario aclarar, que, aunque las alternativas teóricas y su formalización en las programaciones concretas pueden ser variadas, los documentos oficiales redundan en este tema, aunque de manera bastante genérica y poco clara ¿Cómo diseñar los currículos en función del concepto “competencias? Parece que no hay una respuesta única a esta pregunta, sino que depende de las teorías subyacentes y de los criterios técnicos formales.
A pesar de esto se plantean tres modelos del currículum basado en las competencias en función de la concepción de las personas y de sus necesidades formativas.
- Diseño curricular centrado en la formación para la producción, que “entrena” a las personas para el trabajo mediante la configuración de rutinas, hábitos y actividades relativamente simples.
- Diseño curricular centrado en el ejercicio profesional que desarrolla de idea deformación en función del ejercicio de una profesión.
- Diseño curricular encaminado a la formación personal de los profesionales, más centrado en las personas y en su formación de base.
De esta manera el diseño del currículo debería partir del establecimiento de las competencias de cada titulación en el marco de la universidad concreta; esto es, el perfil del graduado. Luego el profesor fijará las competencias como objetivo de aprendizaje en un área de conocimiento y, en particular, en su asignatura.
Para esto puede plantearse preguntas como estas: “¿Cómo puede contribuir mi asignatura al logro de las competencias transversales y las específicas? ¿Qué competencias quiero desarrollar en los contenidos? ¿Cómo evaluaré los logros y el proceso? Aquí parece conveniente poner en común y coordinar los programas de manera que todas las competencias queden integradas y tratadas. Algunos autores opinan que todas las competencias deben incluirse en todas las asignaturas; otros son partidarios de consensuar su distribución, aunque las genéricas deberían ser comunes. (González, 2008).
De esta manera las competencias pueden estar contempladas desde un nivel macro, meso y micro en el currículo, proyectando una visión integral del proceso de enseñanza aprendizaje, estableciendo objetivos de formación la producción, el ejercicio profesional y la formación personal, encaminados a un aprendizaje más significativo de los estudiantes, profesionales y trabajadores.
A pesar de esto y retomando a (Amaya, 2020) es necesario considerar que con un diseño curricular por competencias laborales no se forma un «súper alumno», pero sí se puede formar una persona más integral, mejor preparada para la vida porque en el proceso de formación por competencias, se demanda que haya una conjugación entre los conocimientos, las habilidades, los procedimientos, los motivos, los componentes metacognitivos, los valores, las cualidades de la personalidad y las actitudes que el individuo debe poseer para enfrentar su vida futura y nunca como una infalible herramienta de producir y de competir.
Conclusión
Es necesario un replanteamiento pedagógico didáctico del proceso de enseñanza aprendizaje, que permita retomar el currículo con enfoque por competencias de una manera socio formativa, mas que competitiva. Vivimos en una sociedad del conocimiento donde los estudiantes y profesionales tienen acceso a un universo de información en la red, sin embargo, el aprendizaje debe ir más allá de la apropiación de conocimiento teóricos, de un aprendizaje meramente memorístico.
Se necesita que el diseño curricular, los planes de estudio y los programas incluyan la creación y fortalecimiento de competencias básicas, personales y profesionales. Estos diseños deben estar centrados en el aprendizaje del estudiante y como este puede potenciar sus conocimientos, habilidades y actitudes a lo largo de su formación Académica. Proyectando un modelo de desarrollo curricular por competencias que suponga un acercamiento más dinámico a la realidad del mundo circundante, acometido desde una visión integral del papel del docente y si el estudiante asumiendo un papel activo en su aprendizaje.
Un diseño curricular que establezca los mecanismos pedagógicos para la enseñanza de las competencias en relación al tipo de profesional que se quiere formar , un currículo que brinde las herramientas idóneas para la evaluación de las competencias, de manera que el estudiante genere un proceso de mejora continua y no se estanque en pruebas escritas. De esta manera el estudiante podrá formarse desde una visión integral, potenciando el saber, el saber hacer y el saber ser.
Bibliografía
Lafuente, J. V., F. Escanero, J., & Manso, J. (2007). El diseño curricular por competencias en educación médica: impacto en la formación profesional. Educación Médica. Obtenido de http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1575-18132007000300004&script=sci_arttext&tlng=en
Amaya, J. M. (2020). Los fundamentos del diseño curricular orientado a las competencias como alternativa de mejora continua en los niveles de calidad universitaria en el salvador. 7.
Cázares, R. A. (2008). El enfoque por competencias en la Educación .
García, F. C. (2016). Diseño de un modelo curricular E-learning, utilizando una metodología activa participativa. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo.
González, M. R. (2008). El enfoque por competencias en el EEES y sus implicaciones en la enseñanza y aprendizaje. Tendencias Pedagogicas .
Licdo. Pedro Adalberto Castro Cruz
Docente Investigador
Dirección de Investigaciones UNIVO