Hace mucho tiempo descubrí cual era mi pasión, gracias a un gran amigo que admiro, su capacidad para enseñar, corregir y ayudar a sentirme segura de lo que realmente amo hacer. Como de costumbre nos sentamos a conversar asegurándome que tengo el potencial en el área de fotografía… ¡Sí! necesitaba todas esas palabras que ese día él con tanta delicadeza me las hacía saber.
Desde ese día mi cámara y yo somos el mejor equipo; en cierta ocasión se acercó una señorita de mi lugar de origen, muy entusiasmada me contaba que estaba a pocos días de graduarse y que necesitaba que capturara esos momentos de felicidad. Muy emocionada acepté; era el momento exacto para demostrarle a mi amigo, a mi gente y en especial a mí que soy capaz de eso y mucho más.
Ahí comenzó la historia, muchas personas me pedían fotografías y como dice el buen salvadoreño “Me di a conocer” …poco a poco surgieron más oportunidades, la mayoría de tiempo practicaba, los ángulos y las técnicas se volvieron parte de mis herramientas para entregar mis mejores fotos que muchos le llaman “Profesional”
¿Profesional? Jamás había pensado en esa palabra… muchos piensan que ser profesional en el área de fotografía es tener equipo último modelo, con montón de objetivos por cada distancia focal existente, con equipo de iluminación para cada tipo de fotografía, esos que dicen pertenecer a grupos exclusivos de fotógrafos y que cobran cantidades exageradas por una fotografía.
Puedo asegurar que pensaron así y que aun piensen que es mejor seguir con el plan de ser aficionado. Para que se comprenda quiero mostrar dos casos reales:
Rebekka Gudleifsdóttir: Una aficionada fotógrafa que le encanta subir sus fotos autorretratada a Flickr. Excelentes trabajos donde refleja el color, los ángulos, los efectos, etc. Tanto que la empresa Toyota de Islandia la contrató para hacer una sesión para el auto Toyota Prius, al final la contrataron para la campaña. Rebekka ahora tiene su página web oficial y cobra por sus fotografías.
Óscar Molina: Un joven originario de San Miguel, estudiante de la carrera Licenciatura en Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO, desde pequeño se ha sentido atraído por las cámaras y hacer fotografía es su pasión. A sus 20 años Óscar da a conocer sentimientos, emociones, cultura, naturaleza, gente, costumbres miles de historias en sus fotografías.
Él no posee un equipo último modelo, basta su cámara Nikon D3400 para demostrar que ama hacer fotografías, ama capturar momentos que muchos aun no creen que alguien como Óscar un joven delgado, con una sonrisa de oreja a oreja, con sus jeans desgastados, sus tenis que reflejan el uso excesivo por buscar fotos, su mochila y una amiga que siempre lo acompaña a capturar los mejores momentos tenga la habilidad de contar historias en una imagen.
Si adivinaste la segunda historia es de un joven conocido por muchos y los que no lo conocen pueden identificarse porque es un salvadoreño guerrero, muchos como en el caso de Óscar quien le apasiona la fotografía y decide entregarse totalmente a ella para lograr ser un profesional sin necesidad que lo diga con una palabra basta y sobra que sus fotografías lo digan.
Como ya se dieron cuenta no se necesita derrochar lo que tienes en tu bolsillo con equipo caro para ser un buen fotógrafo profesional simplemente necesitas tu cámara, tu creatividad y tus deseos de crear historias fotográficas.
Haz fotografías y si quieres ganarte la vida con esto hazte excelente, ve más allá de lo profesional… y recuerda cuando tus fotografías sean excelentes la palabra “profesional”a un lado de tu nombre realmente va a sobrar.
