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Finca Los Murillo, un pulmón de árboles frutales en Moncagua

Cosechan aguacates, café, naranjas y mantienen un apiario

Por: Brenda Arévalo/Jairo Gómez

El ruido del motor del molino de la familia Murillo Contreras es la señal del inicio de una nueva jornada, cuando son las 5:00 de la mañana, Isaac Murillo de 24 años y el menor de siete hermanos, se encuentra preparado para recibir a sus primeros clientes.

En pocos minutos la polea hará su trabajo: transformar miles de granos de maíz en una masa que será utilizada para diferentes fines como la elaboración de tortillas, tamales, pupusas y otros platos típicos salvadoreños.

Y así –al ritmo de los discos del molino– los minutos pasarán de prisa… en seguida esta labor habrá terminado con normalidad a las 7:30 a. m.; sin embargo, el día aún es joven e Isaac se dispone a realizar la segunda actividad en su lista para hoy.

Isaac Murillo realiza diferentes trabajos en la finca de su familia, uno de ellos es la agricultura. Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

Se trata de una de sus mayores pasiones: la agricultura; pero antes de salir de casa toma consigo sus mejores amigos, es decir, algunas herramientas de trabajo como la cuma, el machete y la piedra lima… cuando todo está listo, emprende una nueva aventura entre las montañas.

Las horas de la mañana transcurren y los trabajos son interminables, pues la familia cuenta con una finca que ha sido trabajada por tres generaciones de los Murillo, esta representa un gran tesoro para ellos, no solo por los beneficios económicos que obtienen de ella, sino también porque es una herencia construida con sudor y visión próspera, que contribuye a la seguridad alimentaria de las familias de sus trabajadores y de los comerciantes a quienes proveen.

Llegando a la finca Los Murillo

Cuando las naranjas están maduras, se desprenden por sí mismas del árbol. Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

Un concierto protagonizado por el canto de las aves es el encargado de cortejar los 25 minutos de recorrido entre veredas… el cual se realiza desde la vivienda de don José de la Paz Murillo –propietario de la joya natural–.

Misma que está asentada en las tierras del Cantón El Jobo, caserío Los Murillo, jurisdicción de la ciudad de Moncagua, departamento de San Miguel, de acuerdo con Murillo, tiene una extensión de aproximadamente 25 manzanas de terreno que acogen a distintas especies de fauna y flora.

El aroma que se percibe a varios metros de distancia, afirma la presencia de limones y naranjos en un escenario húmedo, pues la abundancia de árboles contribuye al clima cálido que diferencia al lugar del resto de comunidades del municipio; sin dejar de lado la espectacular vista que se aprecia ladera abajo. 

Los reyes de la finca y su oro verde

La mayoría de los árboles plantados son frutales, estos han sido cuidados con el fin de comercializar las frutas, como los zapotes y anonas… Sin embargo, entre todos ellos, resaltan los imponentes aguacates, los cuales con una altura de entre 15 y 20 metros, hacen notar su presencia a una larga distancia.

“Árboles de aguacate son como unos 100, los tenemos asociados con el café, porque estos sirven se sombra”, dijo don Pacito, como es conocido en la zona. Él heredó la finca de sus padres, y ahora dedica la mayor parte de su tiempo a trabajar en ella.

Asimismo, agregó que normalmente la cosecha de aguacates es entre los meses de febrero a mayo de cada año, pero que actualmente hay uno que se encuentra cosechando. Según la FAO, los árboles de aguacate de más de 8 años producen fruta durante los 12 meses del año, por lo que su edad podría distinguirlo del resto.

Es importante mencionar que para que la fruta no pierda su valor en el mercado, debe presentar buenos atributos, tanto por fuera como por dentro; por este motivo, deben de bajarse de los árboles cuidadosamente cuando ya estén listos para el siguiente paso.

“A veces yo no puedo bajarlos, entonces le pago a alguien para que lo haga”, expresó don Pacito. Esto significa una oportunidad de generar ingresos para los vecinos como Ezequiel Martínez, especialista en escalar árboles.

El proceso tampoco es sencillo, ya que para bajarlos se utiliza una técnica popularmente conocida como el “chacaleado”, para ello se requiere subir al árbol colocando un lazo, descalzo y con camisa manga larga, porque la corteza es bastante áspera, además se debe llevar una vara y un saco o matata para cargar el oro verde, aseguró Martínez.

La forma de los aguacates puede ser redonda o larga, dependiendo de la clase. Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

“Hay varias formas para identificar cuando un aguacate está maduro, algunos se ponen negritos cuando ya lo están, pero hay otros que son verdes y no cambian de color, solo se hacen más brillantes”, explicó Martínez.

El trabajador añadió que esto no siempre es así tal cual, ya que depende de la clase de aguacate que se trate, pues existe una gran variedad, como los aguacamicos, aguacates redondos y aguacates cremosos. En la finca se pueden encontrar verdes y morados o borroñosos.

Solo esta fruta representa una fuente significativa de ingresos para Los Murillo, así como para quienes se dedican a comercializar los aguacates, ya que don Pacito aseguró que la gente llega a comprarlos a su casa, algunos para consumo y otros para revender casa por casa o en los mercados, en este sentido, la venta mayorista se realiza por 100 unidades, y el precio dependerá del tamaño y de la calidad del producto.

El árbol que actualmente da frutos es de tipo aguacate morado. Foto: cortesía Isaac Murillo.

“Rigo compraba, venía a traer hasta 2,000 y le vendíamos el 100 entre $20.00 a $30.00”, relató el jefe del hogar, refiriéndose a uno de sus clientes. Según los Murillo, este aguacate tiene buena aceptación en el mercado, ya que todo el proceso se realiza de la mejor manera posible, además, tiene un valor agregado, pues “lo que se distingue de este aguacate es que no es injertado, nosotros sembramos la semilla y por eso el sabor es único”, afirmó Isaac.

El joven agricultor agregó que el aguacate verde es el que tiene mejor precio, ya que es más atractivo, y que cuando la finca está en plena cosecha, en el día se bajan hasta 1,000 unidades.

En este contexto, de acuerdo con la revista La Vanguardia, esta fruta posee un gran valor nutritivo, pues 100 gramos de aguacate aportan 160 calorías al organismo, la mayoría de ellas grasas saludables y fibra. Asimismo, el aguacate contiene magnesio y potasio, minerales que favorecen el buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular y son de gran importancia para el sistema inmunológico y para la salud del intestino delgado.

El café moncagüense

La finca Los Murillo mantiene la costumbre de cultivar café, el cual es difícil de encontrar en Moncagua. Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

La producción de café también es un brazo fuerte de la finca Los Murillo, pues aprovechando que tienen grandes árboles frutales, los administradores han decidido plantar café y cacao en gran parte de ella.

Y aunque el proceso del café es más complejo, don Pacito sostuvo que a futuro se pretende aumentar la cantidad de árboles de ambas especies, “este año sacamos como 15 quintales –ya en oro–”, dijo, refiriéndose al café.

Los árboles de cacao con más años ya se encuentran dando fruto. Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

De este grano cuentan con alrededor de 100 arbustos, pero no todos de la misma edad, siendo El Jobo uno de los pocos lugares de la ciudad Río de Piedras y Conejos donde se pueden encontrar sembradíos de la base para la popular bebida que cada salvadoreño adopta según su paladar.

Por otra parte, como es característico de la zona, esta familia también siembra maíz, ya que es un grano básico y vital en la dieta humana, mientras que el zacate proveniente de la cosecha, lo preparan para la alimentación de su ganado en la temporada seca, esto aumenta la producción de leche y todos sus derivados.

La capacidad de los terrenos es grande, pero ellos siembran un estimado de tres manzanas de maíz cuando se trata de las siembras postreras, pues deben dedicar tiempo al resto de cultivos que hay en la finca.

La banana roja es otra de las frutas que se cosechan en la Finca Los Murillos, El Jobo. Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

Apicultura en cimientos

Lo multifacético en esta peculiar finca no es la excepción, pues además de todo lo ya mencionado, también le están apostando a la apicultura, o sea, a la cría de las abejas con el propósito de que produzcan miel; en este proceso, además, las abejas hacen posible la producción de la frutas, a través de la polinización.

La finca cuenta hasta el momento con 12 colmenas, las cuales viven en cajas de madera, hechas especialmente para ellas, su dieta es común, aseguró Isaac; sin embargo, para que la producción de miel sea buena, ellos les colocan azúcar sin alumbre.

Foto: de carácter ilustrativo y no comercial/abejasenagricultura.org

Inicialmente, hace siete años solo contaban con dos, pero con el paso del tiempo han podido aumentar su número; no obstante, en época de invierno hay algunas colonias de abejas que deciden viajar, por lo que no es seguro que se mantengan todas, explicó el joven.

En relación con lo anterior, de acuerdo con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), El Salvador ha sido un productor y consumidor de miel; la industria apícola en el país data desde la época colonial, cuando se introdujeron las abejas melíferas. Desde esa época la Apicultura ha ido evolucionando hasta convertirse en un rubro importante dentro de la economía del pulgarcito de América.

Foto: Brenda Arévalo/UNIVO News.

En ese sentido, según los registros de la institución, en el país existen 1,332 apicultores a nivel nacional, entre todos suman135,000 colmenas; cada una produce un promedio de 32 kilogramos de miel, lo que hace un total de 4,320 toneladas métricas del producto al año.

La finca Los Murillo representa una gran importancia para la productividad y el trabajo local, así como para el medio ambiente, por lo que los lugareños esperan que todos cuiden de este ecosistema que además favorece el microclima.

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