El Centro Escolar Tapesquillo Bajo, en Jucuapa, Usulután no tiene candado en el portón, por lo que cualquiera puede entrar y salir sin problemas; el pasador está oxidado, de hecho, todo el portón, lo único vistoso que puede apreciarse es el nombre de la escuela pintado con letras blancas entre el negro y marrón del óxido.
La localidad es tranquila, segura, por eso no se reportan robos o saqueos en la escuela, de hecho no hay nada que llevarse y la infraestructura está deteriorándose.
No parece nivelado el piso y hay maleza por todas partes, como si nadie barriera y una verja que en un día fue azul y blanco se está cayendo.
La escuela parece en abandono, las enredaderas ya cubrieron el techo y se están desarrollando hacia adentro de la infraestructura.
La gente de Tapesquillo Bajo no quiere comentar sobre la escuela, ni sobre su situación, pues aseguran que tanto las autoridades locales como los responsables de educación ya saben y no hacen mucho por mejorarla. Aseguran que en la comunidad prefieren enviar los niños a la escuela del cantón Las Marías, aunque tengan que caminar más de un kilómetro, pues no ven mucha actividad pedagógica en la local.
En este centro escolar la maleza está invadiendo la zona, en los baños ya cubrió el techo.
El área de cocina aún está a la espera que alguien apile la leña y asee un poco.
La calle de acceso en la comunidad tampoco es buena y en los tramos que hay fraguado siempre hay derrumbes que nadie retira.
Sobre el derecho a la Educación
El artículo 13.2 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conocido como “Protocolo de San Salvador” por haberse suscrito en San Salvador, El Salvador, el 17 de noviembre de 1988, en el decimoctavo período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, establece así este derecho:
“Los Estados partes en el presente Protocolo convienen en que la educación deberá orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad y deberá fortalecer el respeto por los derechos humanos, el pluralismo ideológico, las libertades fundamentales, la justicia y la paz. Convienen, asimismo, en que la educación debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna, favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos raciales, étnicos o religiosos y promover las actividades en favor del mantenimiento de la paz.”
Art. 53.- El derecho a la educación y a la cultura es inherente a la persona humana; en consecuencia, es obligación y finalidad primordial del Estado su conservación, fomento y difusión.
