Como tú BachillerNoticias

Sueños irreales

Por: Itzel Alexandra Chávez Gómez

Instituto Nacional Isidro Menéndez

foto: @eyesboyzinsta

Introducción

Kate ha sido una escritora desde que empezó la universidad, nunca creyó que sus historias serían reconocidos al menos solo en su grupo de amigos quienes eran los únicos que sabían de aquellas historietas que su cabeza creaba, hasta que entró a un concurso de literatura y su novela ganó, desde entonces la presión y la falta de imaginación llegaron a su cabeza, impidiéndole seguir creando las maravillosas historias que su cabeza creaba durante largas noches, las noches en que su inspiración llegaba se volvieron noches trabajosas y llenas de frustración, hasta que el nombre y la personalidad de un personaje llegó a su cabeza para su próxima historia, lástima que el destino le jugaría una mala pasada. O al menos es lo que cree ella.

Desarrollo

Kate era su nombre, entró a la universidad cuando apenas tenía diecisiete años y cursaba la carrera de literatura, era buena en todo lo que hacía incluso sus calificaciones eran la prueba de ello. Le encantaba leer y escribir todo lo que tuviera que ver con el maravilloso mundo de la literatura. Tenía una gran admiración por grandes escritores reconocidos a nivel mundial, y era una muy buena estudiante dentro de su clase.

Siempre había creído en llegar a ser una gran escritora en algún futuro no muy lejano, su cabeza creaba cien y cien de ideas para sus historias y la inspiración llegaba de la nada, obligándola a ponerse de pie y escribir miles y miles de páginas narrando sus magníficas historias, lastimosamente aquellas historias solo eran compartidas entre su grupo de amigos, quienes la elogiaban por sus brillantes ideas y sus intrépidas aventuras en cada una de sus historias.

Un día en la universidad, encontró un concurso en el mural de la facultad, era un concurso de literatura donde podían presentar sus novelas o historias, Kate se los comentó a sus amigos y ellos fueron quienes le dieron un pequeño empujón para que se animara y participara en aquel famoso concurso, Kate lo pensó y analizó cada uno de los contras y los pros de entrar aquel concurso, dando por conclusión, que lo haría, entraría y presentaría una de sus tantas novelas.

Se inscribió en aquel concurso y el evento se realizaría dentro de dos semanas por lo que tenía que tener lista aquella novela para el gran día, las noches de inspiración llegaron a su cabeza como arte de magia, logrando así concluir su novela en menos tiempo de lo esperado, estaba ansiosa y emocionada por presentar su novela, aunque estaba consciente de que habría mejores, aun así, no se desanimó y el gran día había llegado.

Presentó su novela ante el jurado, y la suerte estaba de su lado, al final de concurso su novela fue puesta en primer lugar y fue vendida a una gran editorial quien no perdió tiempo en ponerla a la venta, sacándola en físico, y vendiendo millones de copia a nivel nacional, Kate se sentía como en un sueño hecho realidad, los meses pasaron y su novela fue haciéndose famosa al pasar el tiempo. 

Todo se vio truncado cuando sus fanáticos empezaron a pedir más y más novelas de ella, llenando sus redes sociales de comentarios preguntando por su próxima novela o que estaban ansiosos de leerla por su tan buena narrativa, Kate solo respondía que pronto lanzaría su nuevo libro, pero la presión, la ansiedad y la sequía de su imaginación pudieron más y la obligaron a pasar noches en vela, llena de frustraciones y lloriqueos por no tener una brillante idea para su nueva novela.

«Mark dio hasta la próxima semana, tienes siete días, Kate» había dicho Lynda, su nueva asistente mientras que Mark era el director de la editorial para la que trabajaba ahora. Kate solo pudo entrar más en presión y una noche, recostada sobre su cama, su móvil reproduciendo su música favorita, aquella melodía era lo único que sonaba en su solitaria habitación con bolas de papel arrugado esparcidas por el suelo, la inspiración llegó a su cabeza, un personaje, un chico intrépido, audaz y simpático llegó a su cabeza, Austin, cabello rubio, ojos miel, alto y de buena complexión, no dudó en tomar su ordenador y escribir el enunciado de su próxima historia.

“Soy Austin, Austin Jones. No me conoces, pero lo harás. Y no quiero sonar ambicioso, no lo sé todo. Al final lo dejo a tu criterio. Soy Austin, y vas a amarme”.

Para Kate era Perfecto aquel enunciado, sonrió satisfecha y escuchó la lluvia golpear la ventana de forma feroz, tomó un pequeño descanso antes de levantarse e ir al baño, estaba emocionada de escribir algo nuevo que le encantara a sus lectores y estaba fascinada por lo que escribiría por lo que salió y vio lo último que había escrito en su portátil.

“El chico de ojos color miel observaba el panorama del horizonte, tenía su mirada en las estrellas y la brillante luna de la noche mientras el viento golpeaba su rostro de una forma suave haciéndolo sonreír, sentía…sentía que podía ser libre”.

Continuó escribiendo un rato más hasta que sintió que la historia no era lo suficiente buena y eso la frustró borrando lo último que había escrito, miró la hora en su portátil y se dio cuenta que era muy tarde por lo que fastidiada y enojada por su falta de imaginación, lo dejó, cerro y apagó todo antes de echarse a su cama y envolverse entre las sábanas, rezando porque mañana pudiera continuar con su historia.

La mañana siguiente, sintió como su espalda dolía, su cuerpo entumecido y su cuello doliendo como no tenía idea, escuchó la lluvia aún cayendo afuera y eso la hizo fruncir el ceño cuando se vio en el suelo y se puso de pie, observó la ancha espalda de un chico sobre la esquina de su cama y soltó un pequeño grito al verlo ahí dormido haciendo que el tipo cayera de la cama por el susto.

—Esa no es manera de despertar a las personas, Kate.

Lo escucho decir y no pudo evitar soltar un pequeño grito ante aquello, el castaño se puso de pie y la miró con el ceño fruncido, Kate lo miró y jadeo del miedo.,

 —¿Quién eres tú y qué haces aquí?

Se atrevió a preguntar y escuchó reír con burla al chico alto y lo miró estrechando su mirada en él.

—Soy Austin, tu personaje, vine ayudarte a terminar mi historia.

Kate supo que se estaba volviendo seguramente loca en cuanto lo escuchó decir aquello. Luego de esa pequeña presentación entre ambos todo se volvió una locura, supo que ella era la única que podía verlo y escucharlo, intento varias ocasiones en que sus amigos lo notaran, pero solo terminaba con un Austin mofándose de sus fallidos intentos porque lo observaran ahí, en vivo y a todo color.

—Ellos no pueden verme, solo tú puedes hacerlo.

Lo escucho decir una vez y ella solo se río con burla y clara obviedad en su tono. Con el pasar del tiempo, Kate supo qué tal vez la compañía de ese burlesco y engreído chico, le ayudaría, incluso en esas paredes de su departamento ya no se sentía tan vacío cuando charlaba o reía con Austin quien solo se burlaba de las pobres ideas que su mente creaba. Los días pasaron, los segundos se volvieron minutos y los minutos horas, el día estaba cerca de presentar su nueva historia a la editorial y los nervios incrementaron, Austin trataba de ayudarle pero le parecía ser imposible por la mente tan cerrada en que se había vuelto Kate.

—Vamos ¿Cómo piensas ayudarme?

Lo miró estrechamente y lo vio suspirar antes de que una mirada cargada de sentimiento se posara sobre ella. Kate sintió latir su corazón con fuerza ante aquello. Su sistema nervioso poniéndose alerta, ante todo, lo vio pasar una mano por su corto cabello y Kate desvió su mirada.

—Mañana lo sabrás, deberías dormir.

Lo escucho decir y Kate lo miró molesta. Solo se escuchó gritar groserías a los cuatro vientos antes de caminar a zancadas a su habitación y encerrarse en ella, se miró despierta a sí misma toda la noche antes de que un sueño pesado la golpeara, cayó rápidamente en los brazos de Morfeo y para cuando la mañana llegó, la culpa la golpeó, salió de su habitación y de sus labios solo salía el nombre de aquel oji miel, pero no lo vio por ningún lado, lo busco por todo el departamento, pero no había rastro de nadie en él, descartó la idea de que habría salido, Austin no podía salir sin ella.

Corrió hacia su habitación con la esperanza de verlo en ella, pero tampoco lo vio, su portátil abierta, frunció el ceño en confusión ante ello y se acercó, leyendo lo que había escrito en ella.

“Soy Austin, Austin Jones. No me conoces, pero lo harás. Y no quiero sonar ambicioso, no lo sé todo. Al final lo dejo a tu criterio. Soy Austin, y vas a amarme. Esta es mi historia”.

Reviso las demás páginas y entonces entendió todo. Austin solo fue producto de un sueño. Todo había sido producto de su imaginación, él no existía y nunca existió.

Conclusión

En la desesperación, en la presión, en la ansiedad llegamos a imaginar cosas inexistentes, o al menos eso fue lo que le sucedió a Kate, quien logró terminar aquella historia con un final intrépido, aquella historia fue la más querida y famosa de su carrera narrando el imposible amorío de una escritora y un personaje, sus lectores se engancharon en cada palabra de aquel libro, llegando a ser conocida a nivel internacional, pero la marca que Austin había dejado en su mente era única, y gracias a él pudo conseguir que su trabajo fuera a flote, aun así sabiendo que nunca podría agradecérselo, porque él no era real.

Esta narrativa es producto de la clase de Lenguaje y Literatura en el INIM, impartida por la docente: Licda. Dora Luz Berríos.

Etiquetas

Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba
Cerrar