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Sobreviviendo al hambre con la venta de leña

El matrimonio Ramos se dedica a la recolección y venta de leña para comprar alimentos para ellos y sus 4 hijos;  no fueron beneficiados con el bono económico que brindó el gobierno por lo que tienen que recurrir a realizar diversos trabajos para llevar alimentos hasta su mesa

Redacción y fotos: Melissa Romero.

Con el rostro sudado, los pies grises del polvo del camino, un machete a la cintura, Johnny  y Mariela Ramos regresan de la finca de buscar leña, la cargan en la espalda y la corteza de esta se desprende a ratos, quedando en el cabello de ambos.

Todos los días sin importar que sea de mañana o tarde, el matrimonio Ramos sale a las fincas, a buscar leña para vender, la encuentran en la Lotificación La Gloria, cantón El Conacastal, una zona de fincas de café y bosque en las faldas del volcán Chaparrastique, perteneciente al municipio de Chinameca, San Miguel.

Ellos preparan una carga cada uno, suficiente para que le pueda atraer a sus clientes en la zona, ofrecerla y venderla, cada carga la venden a $2.00, no importando la distancia que hayan caminado con estas.

 De acuerdo con los esposos, en ocasiones hay familias que les compran las dos cargas, logrando $4.00 para poder comprar alimentos, pero cuando no les compran la leña les toca intercambiarla a cambio de un poco de comida para ellos y sus cuatro hijos.

En casa, les esperan los niños: Josué de 15 años, Marcelino de 12 y los gemelos Jonathan y Keiry de 6 años, todos ellos forman una familia que lucha día a día por salir adelante en medio de esta cuarentena.

Foto; Melissa Romero

 De los cuatro niños solo estudian los gemelos, están en kínder en el Centro Escolar “Gloria Arguello de Silva”, debido a la cuarentena ellos al igual que todos los reciben sus clases de manera virtual, por lo que sus padres deben arreglárselas para que puedan ver los vídeos que les manda la maestra, entre ellos algunos de bailes y tareas, teniendo que gastar al menos $1 a la semana para ello, que aunque para algunos puede resultar ser poco, para ellos en sacrificado.

Y aunque en estos días Johnny y Mariela se han visto en la necesidad de recolectar leña para poder sobrevivir, ella también sale a las casas a lavar ropa y a hacer tortillas para conseguir un poco más de dinero,  asegura que el pago es poco, pero eso al menos les alcanza para un día de comida.

La familia no salió beneficiada con el bono económico que ofreció el gobierno para ayudar a las familias que resultaran más afectadas por la pandemia, por lo que recurrieron a los líderes comunitarios para que los ingresaran en los sistemas, pero estos les dijeron que ya no tenían cupo porque habían completado con otras familias.

Ellos tampoco han recibido ayuda de los alcaldes ni han salido favorecidos con las ayudas que han mandado del extranjero, “han estado viniendo a dar víveres y siempre nos dicen, “ya los andamos anotados”, “vamos a pasar en otra vez” yo le digo a Johnny que eso es mentira y eso que dicen que van a pasar en otra vez lo hacen para zafarse y que uno quede conforme” mencionó Mariela.

Ella se refiere a bolsas con productos de primera necesidad que el alcalde de San Jorge, Melvi Nativí mandó a la zona, aunque no es su jurisdicción, pero que ya estaban destinadas a que familias se les iba a entregar

Foto: Melissa Romero

Al darse cuenta que la cuarentena continuará por  15 días más en su rostro se refleja preocupación porque las necesidades en su familia son muchas y con lo poco que ganan no les ajusta, menciona que va a la tienda a comprar frijoles y se los venden a $0.80 ctvs pero que no le dan la libra exacta.

Los huevos los compra a $0.25 cada uno, a veces puede compra el dólar, pero cuando no puede solo adquiere dos  para ellos seis y se las ingenia para cocinarlos con tomates, para que ajuste para todos, “uno se engaña, hace dos huevos con un tomate y ya come, pero los cipotes no, ellos no, porque me piden que les haga un huevo estrellado y yo les digo que voy a hacer dos para todos y me insisten que estrellados los quieren, les digo que como les voy a dar la mitad a cada uno, o si no, me dicen que se los haga con agua, cocido”  relató con tristeza.

Ella mencionó además que muchas veces sus hijos le piden pan, pero ella no tiene y no puede comprarles y les explica que están viviendo tiempos difíciles y que tienen que conformarse con lo poco que consiguen.

Cuando no tienen comida ni dinero se ven en la necesidad de ir a las fincas a buscar flores de ízote, aguacates y piñicos para poner cocinarlos, “yo le digo a Johnny que a mí me gusta cuando se consigue maíz y moler, porque la harina no abunda y así, aunque sea tortilla con sopa de frijoles comen”.

Finalmente, los esposos están a la espera para ver si son beneficiados con el paquete agrícola para poder sembrar y de esa manera tener un ingreso de alimentos para toda la familia y confían en Dios para que todo esto pase y poder buscar un empleo.

En la zona del Conacastal y otra zonas rurales cercanas, muchas mujeres laboraban en trabajos domésticos en residencias ubicadas en San Miguel, o la venta de frutas de temporada, pero ser vieron obligadas a dejarlos por la emergencia, actualmente, intentan sobrevivir al hambre.

    Han estado viniendo a dar víveres y siempre nos dicen, “ya los andamos anotados”, “vamos a pasar en otra vez” yo le digo a Johnny que eso es mentira y eso que dicen que van a pasar en otra vez lo hacen para zafarse y que uno quede conforme” Mariela Ramos

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Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

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