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Pobreza extrema de Don Guillermo le obliga a seguir como jornalero a los 82 años

Padece de dolor en la columna, Don Guillermo no tiene medicina, ni vivienda digna, tampoco servicios básicos y vive en pobreza extrema

Por: Melissa Romero / Edición: Julissa Montoya

Entre caminos pedregosos y casas distanciadas en donde lo único que cobra vida son los gritos de los niños jugando, acompañado del viento de los árboles, se encuentra Don Guillermo Reyes de 82 años de edad, originario de caserío La Granja, cantón El Volcán de San Miguel.

Él es una persona de la tercera edad, que padece de dolores en la columna a causa de un accidente que sufrió años atrás; él, asegura que buscó ayuda médica en el Hospital San Juan de Dios y hasta la fecha no sabe que tipo de enfermedad es la que le ocasiona sus dolores; actualmente necesita alimentación, cuidados médicos y reconstruir su casa que esta en mal estado ya que peligra que se le pueda derrumbar.

Esta vivienda, a la que llama hogar y que apenas la ha logrado sostener con tablas de maderas, ganchos de palos, más el techo, el cual ya no le proporciona ninguna protección pues cuando llueve caen goteras, lo ha cubierto con pedazos de laminas viejas roídas por el óxido.

Don Guillermo vive en extrema pobreza, necesita alimentos, y de recursos en materiales para poder vivir en un espacio digno, que hasta la fecha no lo es.

Don Guillermo ha trabajado por décadas en la Hacienda Santa Isabel, una finca de café en plena falda del volcán Chaparrastique y algunos de los trabajos que realizó le han ocasionado la enfermedad que ahora tiene y que no le han diagnosticado; «mis dolores empezaron cuando estábamos arreglando las calles de Santa Isabel, es la que va a salir hasta el cerro, entonces me había metido a un consumidero (un hoyo que se hace para que el agua lluvia no dañe el cafetal), ya que las personas encargadas del proyecto solo a eso me ponían, recuerdo que me salí y limpie los hierros, los amarré y cuando quise caminar ya no pude, y desde entonces hasta la fecha mis dolores me matan lentamente» narró mientras rodaban lagrimas en su rostro.

Con el paso del tiempo, volvió al hospital a solicitar atención médica para su padecer diario, pero asegura que no recibió la ayuda que buscaba; sin embargo, los doctores le dijeron que no era nada, y que con el paso del tiempo sus dolores pasarían, cosa que no fue así.

«He buscado atención médica en el Hospital San Juan de Dios, de San Miguel, también a la Clínica de Placitas y al Hospital de Chinameca, pero no he recibido la atención como debería de ser, ya que por mi edad, ellos piensan que los dolores de la vejez; más no saben que llevo años combatiendo con ellos, y solo busco un diagnostico ante tanto sufrimiento» subrayó con su voz melancólica.

Por otra parte, Don Guillermo nunca asistió a la escuela, esto por la falta de recursos económicos, trabajando toda su vida en el campo, haciendo trabajos como agricultor y paleando en algunas ocasiones, su madre trabajaba en la misma hacienda de empleada doméstica y su padre como jornalero.

También sembraban una parte pequeña de milpa y con eso pasaban, sin embargo se quedó sin su padre a corta edad, convirtiéndose en la cabeza del hogar, ayudando a su madre, para sobrevivir ante la pobreza que les asechaba siempre, y que al pasar de los años lo sigue asechando.

Anudando a ello, él vive solo, acompañado de su perrita «Solita» que le hace compañía y cuyo nombre refiere la vida de ambos; pero, al llegar la noche, lo embarga la soledad y el silencio, lo cual le pone triste por no tener quien le apoye ahora que está en la vejez… Solamente la misericordia, bendición y voluntad de Dios, aseguró.

Solita es la mascota de Don Guillermo, es la única que lo acompaña.

«Doblo como puedo mis rodillas y rezo, rezo por mi, por todos los ancianos que viven solo, que no tienen alimentos, ni sustento en ocasiones, porque yo salgo todos los días a la calle a trabajar con el riesgo de caerme, pero es la única manera de poder llevar un poco dinero y comprar alimentos que a veces alcanza solo para una vez» manifestó con la voz quebrantada.

Actualmente Don Guillermo hace oficios varios para sacar un poco de dinero, para subsistir, y que por su edad avanzada se le dificultad encontrar un trabajo estable, ayudándole a los agricultores en: sembrar o abonar, también fabricando molenderos y mesas de madera, obteniendo así un poco de dinero.

Agregado a ello, pide ayuda a todas aquellas personas de buen corazón para poder arreglar su vivienda ya que esta esta en mal estado y no cuenta con los suministros básicos como: energía eléctrica y agua potable, sumándole la falta de granos básicos y medicamentos que mitiguen el dolor que siente día tras día en su columna que ha estado dañada por muchos años.

De acuerdo con la Ley de Atención Integral para la Persona Adulta Mayor, artículo 4, a falta de familia para las personas adultas mayores, el Estado garantizará su atención a través de la institución correspondiente.

También el artículo 5 menciona que este grupo de ciudadanos tiene derechos como a no ser discriminado por la edad, como le ha pasado a Don Guillermo en los hospitales, tiene derecho de acuerdo al inciso tercero: recibir alimentación, transporte y vivienda adecuada.

Las entidades que deben velar porque estos derechos se cumplan son: los ministerios de Educación, Salud, Trabajo, PDDH, entre otros.

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Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

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