Orlando, Iván, Celvin y Celso se reinventan para seguir trabajando en medio de la pandemia
Por: Emma Ventura/María Celsa Portillo/Wendy Santamaría y July Montoya
Yony Iván Solís Andrade, es un joven trabajador, que cada día lucha por sacar adelante a su más grande fuente de inspiración, “su familia”, es de San Francisco Gotera, Morazán, donde es conocido como Solivan, dicho sobrenombre es la abreviación de Iván Solís.
Empezó a trabajar desde la edad de 8 años, ganándose la vida vendiendo frutas, se creció con su abuela debido a que su mamá emigró, ese ha sido uno de los obstáculos más difícil que le ha tocado aprender a vivir.
Los lugareños que visitan la sucursal del Pollo Campestre en San Francisco Gotera, le tienen un gran cariño y se ha visto manifestado en las redes sociales, poniéndolo como un joven que lucha cada día para sacar adelante a su familia, ahí ha estado de mesero, en cocina y hoy en día haciendo delivery.
Ahora tras la pandemia del COVID-19 en la empresa que labora quedó habilitado el servicio a domicilio, actualmente es el encargado de salir a la calle y hacer entregas en la zona con el fin de brindarle un mejor servicio a los clientes y que el lugar no cierre, ya que si eso pasara muchos se quedarían sin una fuente de empleo.
Con bicicleta lista, mascarilla, cumpliendo con todos los protocolos de sanidad, para prevenir cualquier contagio, sale cada día Solivan, a entregar todos los pedidos, transita todas las calles céntricas y colonias, del municipio de San Francisco Gotera.
Asimismo, Orlando Sánchez es un emprendedor informal de la comunidad La Pista, del departamento de San Miguel se dedica a la venta ambulante de verduras, frutas en tiempos de pandemia por el COVI-19.
Dicho emprendimiento surgió tras la necesidad que tiene las familias de dicha localidad, para poder adquirir productos alimenticios, sin necesidad de salir de casa, ni exponerse, ni mucho menos recurrir a pagar un transporte para salir a comprar.
Él es conocido como «Lando» por todos en dicha comunidad como también en la comunidad Los Llanitos, tiene 45 años de edad, es originario de Morazán y su fuente de ingresos antes de la pandemia era ir a trabajar a las casas mallas (invernaderos) dicho trabajo se detuvo debido a la situación en el país.
“En realidad la venta no es mía, sino de un vecino, fui a buscar trabajo y pues me dieron la oportunidad de salir a vender, ya que ni hay transporte público para que las personas puedan salir y es por eso que yo les llevo hasta la puerta de la casa, las verduras y las frutas” comentó.
Con botas puestas, su carreta abordo y las ganas de salir adelante es lo que lleva a Lando a salir de su casa a las 8:00 de la mañana a vender, empezando desde La Pista hasta finalizar en Los Llanitos; horario de salida no tiene ya que le toca caminar muchos kilómetros e ir descansando en el camino debido a que la carreta pesa mucho.
Su salario es de $10.00 a $12:00, dependiendo como le vaya en la venta, entre los productos que ofrece están: chiles, aguacates, tomates, cebollas, repollo, manzana, papaya, loroco, papas, zanahorias, guineos. Y en ocasiones también se dedica a la venta de cuajadas.
En la zona la libra de cuajada está a $2.00, precio que Lando lo proporciona a sus clientes y para que sepan que ha llegado va pasando por las casas diciendo:“Vaya la verdura fresca, salgan, llegó la carreta con precios baratos y cómodos”.
Para el economista Geovanny Aguirre, la situación ante el COVID-19 en cuanto a la afectación a la economía en nuestro país es muy alto y ha perjudicado a las pequeñas y micro empresas.
De acuerdo con el experto, las estadísticas a nivel Centroamericano están en un total endeudamiento, ya que en El Salvador, es decir que de cada $100 que se producen se deben $90.00, según estudios del Instituto Centroamericano Fiscal ISEFI.
Es así como los impactos más significativos son en la zona rural, en este caso en la zona norte de Morazán, donde vender sus productos de frutas y verduras a los mercados de San Francisco Gotera han tenido problemas para movilizarse, y es ahí donde se connota el impacto económico desde lo más bajo y pequeño de nuestras economía, expresó Aguirre.
Por otra parte, las importaciones locales se han visto muy afectadas debido a que en El Salvador se han parado las producciones, se puede mencionar que los demás países centroamericanos no han parado del todo la economía, en cambio en nuestro país estamos en un nivel cero.
“Todos los que tiene ese trabajo de recibir importaciones, hubiesen optado por la estrategia de ayudar, se debió hacer compras locales y no extranjeras” afirma el economista.
Es por esta razón que el alza de las importaciones se han visto por ejemplo: los lácteos siguen llegando de Honduras y Nicaragua, los granos básicos, la leche y algunos víveres que compró el gobierno central han sido importados de México debido a la escasez del mercado local, ya que contamos con el hecho de que el mercado local está inactivo.
Debido a la pandemia del COVID-19 los precios de la canasta básica han aumentado, ya que están haciendo compras a los países hermanos, que pasa con esto la producción local cero, las personas trabajadores se han quedado paralizados, ante él cierre de las producciones, esperando la oportunidad, en lo que esperan que el gobierno decida reabrir la economía y por ende la producción.
Para el economista Geovanny Aguirre es muy importante ir reabriendo la economía poco a poco, siendo algo vital lo que tiene que ver con alimentos de verduras, legumbres, semillas, frutas y lácteos.
Por su parte Celso Mejía, lugareño de la comunidad Los Llanitos, su fuente de empleo en tiempos de pandemia es la venta de huevos en su casa, situada a la orilla de la carretera Litoral que conduce de San Miguel hacia Usulután.
Debido a la falta empleo o trabajo en la zona, tomó a bien ayudar con los ingresos en su casa, con su familia, que está conformada de ocho personas, entre sus hijos, nietos y esposa, cada uno de los miembros adultos tienen una manera de llevar ingresos a su casa.
Su hija e hijo se dedican a las labores del campo, Celso en ocasiones también lo hace, pero debido a su enfermedad de diabetes se ha retirado un poco, su esposa lava ajeno, y una de sus nietas mayores trabaja como ayudante auxiliar en una venta de pupusas.
Su puesto en la venta de huevos, ha iniciado tras la pandemia del COVID-19, empezando con una mesa de madera, con cinta amarrilla para que las personas guarden su distanciamiento social, y con una caja de huevos.
El cartón de huevo lo tiene a $3.50, también vende por medios cartones a $1.75, como también por dólares, o por la cantidad de que sus clientes le busquen, lleva un mes con dicho emprendimiento y expresó que para ser primera vez vendiendo, le va bien.
“Considero que si queremos empezar con algo para salir adelante se puede hacerlo, solo que debemos de hacerlo bien y con fe, Dios siempre ayuda, y no hay situación que no se pueda salir cuando la familia esta unidad, y mientras halla salud y amor, lo hay todo expreso Don Celso”
Por otra parte, está el caso de Celvin Rodríguez, propietario de Pupuseria y Restaurante el Mesías, quien antes de la pandemia sus clientes mayoritarios eran los estudiantes, docentes y demás personal de la Universidad de Oriente UNIVO.
Ahora tras la pandemia por el COVID-19 se vio afectado, pero no obstante, ya que de alguna forma debía mantener su negocio, para no quitarle la fuente de empleo a 15 personas, decidió seguir, adoptando otras maneras de hacer llegar sus productos a los clientes.
Es por ello que habilitó el servicio a domicilio, un proceso no fácil pero no imposible, afirmó.
Esta nueva estrategia le ha traído mucha demanda en cuento a los habitantes de la cuidad de San Miguel, ya que en ocasiones no le alcanza el tiempo para cubrir con todos los pedidos, pero él y su equipo se esmeran por dar lo mejor, que sea de calidad y con buenos precios.
Como bien se sabe la pandemia ha traído muchos altos y bajos, pero esto son los casos de emprendedores que en tiempos difíciles y de circunstancias preocupantes, están saliendo adelante, buscando fuentes alternas para salir del bache y mantener a flote su pequeña economía.