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Mía llegó desde Bélgica a los campamentos de Colomoncagua a enseñar música

Actualmente la escuela de música cuenta con 90 estudiantes entre niños y adultos, inscritos en clases de canto, piano, guitarra, bajo y violín. Esta se financia con fondos  provenientes de Bélgica y está ubicada en Meanguera, Morazán.

Por: Anner Ventura/Katerin Medina

Ubicada en el municipio de Meanguera, Morazán se encuentra la escuela de música Paco Cutumay, administrada por Mía Vercruysse, quien llegó desde Bélgica en el  año 1985, al campamento de refugiados salvadoreños en Colomoncagua, Honduras, tenía 32 años y desde esa fecha está al frente de la dirección de la escuela.

En 1985 estaba en pleno apogeo el conflicto armado en El Salvador y muchos connacionales huían de las agresiones del ejército y  llegaban a Colomoncagua.

Mía recibe a los estudiantes que llegaron a realizarle una entrevista

 Como no se podía salir de los campamentos para estudiar, hubo necesidad de que llegara ayuda internacional y por medio de Cáritas Honduras; Mía Vercruysse llegó al campamento de refugiados buscando una oportunidad de conocer la realidad y aplicar los conocimientos adquiridos de Paulo Freire, fue así como comenzó a organizar la enseñanza y formar educadores populares para que educaran a los niños.

 Y es que Mía Vercruysse estudió en la Universidad Católica de Lovaina, en su natal Bélgica y allá llegó Paulo Freire, el gran pedagogo brasileño, impulsor  de la psicología de los oprimidos, fue en ese momento cuando decide estudiar pedagogía para trabajar en un centro de salud mental en su país de origen.

La Escuela de música Paco Cutumay ha venido forjando músicos desde 1993.

«Desde Bélgica siempre hubo mucha simpatía para la lucha aquí en El Salvador y ese es el origen por el cual yo estoy acá. La escuela de música tiene su nacimiento en los campamentos donde habían conjuntos de música con guitarras, violines y congas. Se dedicaban a hacer música para las misas, para cuando llegaban visitas internacionales o para concientizar a la gente» comentó, en referencia a la guerra civil del país.

Mía aseguró que no sabía nada de música y que cuando llegó a los campamentos de refugiados y  habían buenos elementos, muchos músicos. «Ellos tenían una tarea muy importante y creo que- fue interesante e inteligente de parte de la dirección de los campamentos, de haber tenido interés en la cultura y el arte en todas estas situaciones de opresión, porque los campamentos eran como una cárcel al aire libre, ya que todo movimiento estaba restringido; y tener una enseñanza en música o teatro era bueno para la salud mental», mencionó Mía.

Mía proviene de una familia de músicos, razón por la que le encantó saber que podía trabajar con los conjuntos y fue así que al final, cuando la gente decide  volver a El Salvador, tenían que hacer una grabación sobre la repatriación porque la gente quería apoyo moral, financiero y político del mundo entero, de Europa de Estados Unidos y Canadá. »Fue así que venimos a Meanguera, mejoramos bastante y nos hicimos llamar Grupo Morazán; también nos invitaron a Inglaterra e hicimos una gira de 3 meses en 1991a España Alemania, Inglaterra y Escocia», rememoró.

 No había pasado un año del retorno, cuando el Grupo Morazán fue invitado a hablar de la situación, en 1993 viajaron a España y en 1995 a Bélgica; de acuerdo con Mía, todo fue posible por los turistas que llegaban a conocer y a quienes les llamó la atención el talento de los estudiantes.

«En el grupo éramos seis, empezamos en 1997 y con la escuela de música Centro de Arte y Cultura el grupo Morazán; pero comenzó con un grupo de músicos que formamos como maestros que dan  las clases; somos promotores de arte, también ofrecemos a la gente algo de arte y cultura ya que 1990 esta tierra quedó arrasada y destrozada materialmente y también psicológicamente el proyecto ha sido muy positivo desde el punto de salud mental» enfatizó.

Para Mía, el arte es una herramienta para procesar, para crear y realizar algo constructivo, después de tanta destrucción.

El repertorio de la escuela es variado, aún conservan algunos que son propios de los campamentos donde experimentaron la música, cuentan con sus canciones la historia de lo que acontecía, también un repertorio latinoamericano de grupos de Centroamérica  además de un repertorio comercial para fiestas.

Actualmente la escuela de música cuenta con 90 alumnos entre niños y adultos, inscritos en clases de canto piano, guitarra bajo y violín. La escuela de música se financia con fondos  provenientes de Bélgica.

 El centro de arte y cultura lleva el nombre de Paco Cutumay en honor del fallecido Francisco Antonio Manzanares Monjarás, quien fue un  músico, poeta y luchador social, quien  nació el  uno de diciembre de 1965 en la ciudad oriental de San Miguel y fue asesinado el ocho de octubre de 1996.

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Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

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