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Holgazanería institucional

Si los actuales funcionarios públicos no desordenaron, ¿qué les impide arreglar el problema?

fotografía: David Bercían

Hace unos días revisaba unos libros que tenía mucho tiempo de no leer, en algún momento mientras realizaba mi nostálgica revisión, mi madre me asignó una nueva tarea en casa así que dejé los libros un tanto desordenados.

Mi hermano de 13 años llegó un tiempo después y mi mamá le dijo que ordenara los libros que yo no había puesto en su lugar  ¡pero si yo no los desordené! reclamó el adolescente, a lo que mi madre contestó: ¿ y el que tú no lo hayas hecho, te impide arreglar el problema?

El actual  Viceministro de Medio Ambiente, Ángel Ibarra, durante un conversatorio sobre la ley del agua en la Universidad de Oriente planteaba una situación similar.

Al cuestionarle sobre el mal uso del agua que realizaban algunas empresas autorizadas en periodos anteriores, se limitó a decir que eso sucedió muchísimo antes de su cargo como Viceministro de medio ambiente.

No obstante, en ningún momento logró detallar o mencionar de alguna manera las medidas tomadas actualmente en el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) para evitar otorgar permisos que permitan el despilfarro de agua maquillado bajo la responsabilidad social empresarial en contexto con el medio ambiente, que puedan hacer un mal uso de recursos en lugar de “arreglar el problema”.

¿Cómo podría asegurarse que esta situación ya no sucede en el MARN? En ningún momento este punto fue aclarado, y dejarse llevar por una pregunta no acusatoria sino necesaria para la transparencia con la población universitaria, que no solo está interesada en un problema que afecta a todo el país, sino que también jóvenes que cada vez más pierden la fe en las personas con cargos públicos, tampoco es una “solución al problema”.

Si los actuales funcionarios públicos no desordenaron, ¿qué les impide arreglar el problema? Dar cuentas a los ciudadanos no implica solamente mostrar números y gráficas embellecidas dentro de la ley de acceso a la información, sino acciones que logren verse y percibirse de manera real, en lugar de escuchar discursos poco creíbles que nos cuentas fantasías que no somos capaces de vivir.

Actualmente se pueden ver ríos en estado de contaminación extrema, donde resulta increíble que plantas crezcan en sus orillas. Pero el gobierno, los funcionarios actuales, quizá no logran comprender la magnitud del problema. A diario, los civiles, los ciudadanos que salimos a realizar nuestras labores, somos quienes al tener que taparnos la nariz constantemente al pasar por una quebrada sucia, podemos darnos cuenta de los focos de infección que podrían representar todos los ríos que en lugar de ser parte del alcantarillado de aguas negras, deberían ser fuente de vida.

“Yo no lo rompí y no tengo razón para arreglarlo” quizá fue una frase que de pequeños les consentían mucho a nuestros dirigentes, quienes prefieren pasarse la pelota de la culpa entre los 20 años de derecha o los 10 de izquierda, y buscan sentarse a ver como nadie recoge el tiradero de país en el que nos han convertido mientras chatean en redes sociales sobre su nueva silla de escritorio que es de lo más cómoda.

La población ensucia, pero tampoco hay nadie que les de el ejemplo. Entre el desorden, el despilfarro, la holgazanería, la corrupción y la basura, El Salvador no tienen más que hermanos mayores que enseñan lo que no se debe hacer, los que hicieron el desorden. Pero, si ellos desordenan, ¿cuál es el impedimento para arreglar el problema? ¿seguiremos holgazaneando mientras observamos como todo se pone peor?

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