Electricista, costurera, artesana, mecánica y Técnica en Comunicaciones
Aprendió varios oficios para ayudar a su familia, se graduó en la UNIVO
Redacción y fotos: Erick Argueta
Rinibeth Abigail Martínez es costurera, electricista, artesana y Técnica en Comunicaciones, tiene 42 años y ha procreado tres hijas: Catherine, Rocío y Reina; Catherine de 19 años estudia primer año de Ingeniería Agronómica en la Universidad de Oriente (UNIVO) Reina es tan solo una bebé y Rocío tiene 21 años.
Riny, quien es originaria de San Antonio El Mosco, uno de los municipios de pobreza extrema severa del país, siempre ha sabido aprovechar el tiempo: “he aprendido muchas cosas en el tiempo libre, a pesar que dejé de estudiar desde 1997 me dediqué aprender varios oficios que me han generado ingresos para seguir viviendo” comentó.
Los primeros oficios
El primer oficio que aprendió de niña fue el de artesana, junto a su madre y hermanos tejió petates de tule, con el tiempo aprendió además a hacer otras artesanías.
En 1999, a través de Visión Mundial recibió un taller de corte y confección, ese taller tuvo una duración de 7 meses en este aprendió a realizar vestidos, faldas y blusas.
Para ese tiempo Rocío su primera hija era bebé y la dejaba con su mamá o hermana para que se la cuidaran mientras ella se iba a recibir las clases de 7:00 a.m. a 12:00 del mediodía, luego entraba al otro turno de 1:00pm a 4:00 pm.
Rinibeth sabía lo básico de una maquina como por ejemplo tirar una costura recta pero cuando fue al taller su conocimiento se fue ampliando más; porque aprendió a desarmar la máquina y conocer las partes que la conforman.
Este taller se impartía en una casa que pagaba Visión Mundial que estaba situada en el casco urbano del municipio, “éramos 50 personas pero a mí me dejaban ir a los dos turnos porque en menos de un mes había aprendido mucho y se me dio la oportunidad de seguir aprendiendo más debido a que ya llevaba conocimiento previo porque había aprendido de mi mamá”, mencionó Martínez.
Para ese entonces tenía 24 años, posteriormente al terminar el taller recibió un diploma y se le dio la oportunidad de trabajar en una maquila en La Unión, pero no aceptó el trabajo porque su hija tenía un año de edad, “es una mujer luchadora un ejemplo a seguir, siempre se ha preocupado por darnos lo mejor sin importar las circunstancias, me siento orgullosa de ella”, expresó su hija Catherine Martínez.
¿Cómo nace la curiosidad por aprender electricidad?
El segundo oficio que aprendió fue electricista, en el año 2010 cuando El Fondo del Milenio (FOMILENIO) realizaba la carretera longitudinal del Norte en un convenio con la alcaldía, impulsaron proyectos hacia los jóvenes en talleres como panadería, sastrería, mecánica, electricidad y albañilería.
Ella quería ser electricista, anhelaba estudiar un bachillerato opción industrial pero cuando iba a matricularse al Colegio Liceo Alberto Masferrer su papá Moisés García insistió en que estudiaría un bachillerato opción secretariado.
Pero años después a Riny se le dio la oportunidad de estudiar electricidad y su curiosidad por ello ocurrió a raíz de un accidente de una descarga eléctrica que sufrió su hermana menor Mirna Martínez en el 2009 en la que obtuvo heridas de tercer grado y debido a la mala atención de los médicos le amputaron el brazo izquierdo y su mano derecha quedó inmóvil, fue una de las preguntas que le hizo a profesor cuando empezó a estudiar electricidad.
Para participar en este taller hicieron una convocatoria y asistieron 25 personas, de esa cantidad solo Riny era mujer, las clases eran de lunes a viernes de 1:00 p.m. a 5:00 p.m. y otras veces hasta a las 8:00 de la noche.
Cuando Rini asistía a las clases del taller sus compañeros la discriminaban, “sólo yo era mujer, cuando estaba en el segundo mes ellos me hacían la vida imposible me desesperaban tanto y me decían que no podía que ese trabajo era para hombres, me decían que no se sentían bien que una mujer estuviera en el taller, además decían que las mujeres eran para que estuvieran en la casa”.
Cierto día tomó la decisión de no asistir a clases, porque los compañeros la discriminaban hasta llegar al punto de enfermarse, pero llegó el profesor de la Escuela Especializada en Ingeniería (ITCA- FEPADE) y el encargado del Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (INSAFOR) a la casa y la motivaron a seguir estudiando, ella decidió seguir las clases, después de haber terminado el curso le otorgaron el diploma de electricista de cuarta categoría.
Aparte de eso se llevó la sorpresa de ganar el segundo lugar otorgado por el ITCA, luego fue a realizar la prueba final del curso a la Universidad Don Bosco, un ingeniero eléctrico hizo un examen práctico y otro teórico, de esta manera obtuvo la licencia de cuarta categoría y de los 25 que iniciaron el taller sólo 4 lograron obtenerla.
Después, la alcaldía llevó a cabo un proyecto de electricidad para las viviendas que no contaban con el servicio, Riny hizo algunas de las instalaciones residenciales, “siempre la apoyé y la animaba a seguir luchando para que lograra sus propósitos, ahora que ya es profesional tiene que buscar un trabajo para que continúe ayudando a sus hijas”, acotó su mamá, Abigail Martínez.
También es mecánica
Riny también sabe mecánica automotriz, oficio con el cual aprendió a cambiar aceite, llantas, revisar frenos, batería y a embancar o desbancar un vehículo, “en la mecánica automotriz no he tenido mucho éxito pero puedo darle mantenimiento a un automóvil y ayudar a cambiar llantas porque ya lo he hecho”, mencionó.
¿Cuál es el oficio que le ha dado más ingresos económicos?
Rinibeth también estuvo en el taller de artesanías y bisutería en este aprendió hacer sombreros de petate, ese era su trabajo antes de entrar a la universidad a estudiar Técnico en Comunicaciones, hasta el momento como artesana ha tenido más ingresos económicos, «aunque es complejo realizarlo porque se necesita de bastante tiempo para hacer un producto de calidad ya que es hecho a base del morro, semillas de frutas o árboles» relató.
En el 2016 Martínez inició la universidad, desde pequeña jugaba ser comunicadora sentaba a sus hermanas menores y simulaba que las entrevistaba y con una botella les tomaba fotografías, ahora que el sueño es realidad se siente feliz porque ha logrado lo que un día se propuso y que pensó que era difícil pero con su esfuerzo y familia lo logró.
A los 22 años dejó de estudiar luego retomó los estudios superiores en la UNIVO a través de un convenio que la alcaldía de San Antonio mantiene con esta universidad.
Cuando inició la universidad menciona que al principio se sentía presionada porque se preguntaba que hacía tan mayor de edad en un aula, además veía a sus compañeros que tenían alrededor de 18 años, se sentía confundida y pensaba en que se le iba hacer difícil aprender porque se había graduado en 1996 de bachillerato. “Algunos de los compañeros me decían mamá Riny”, recuerda.
“El apoyo que he recibido de mi familia ha sido incondicional me siento feliz porque en ningún momento me dejaron sola, tuve muchas dificultades pero siempre estuvieron conmigo y lo llevó en el corazón, me motivaron a seguir adelante para que yo pudiera terminar mi carrera y verme como ellas me querían ver, con el título”, afirmó Martínez con lágrimas en su rostro.
Riny desea trabajar como comunicadora, mientras tanto, se desempeña en todos sus oficios, en un municipio donde hay poca demanda de trabajo.
Si no hubiera aprendido esos oficios no podría ayudar a mi familia y proporcionarle a mis hijas los necesario”, Martínez.
Rinibetht de 42 años ha sido una mujer que siempre ha logrado sus sueños sin importar las dificultades que se la han presentado en su vida.