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Edwin Cuéllar, mecánico, padre soltero, constructor de su silla de ruedas

A pesar de tener su taller tiene muchas necesidades, entre ellas está la de poder reconstruir su vivienda, ya que esta en mal estado, como también la de poder adquirir mejores herramientas para trabajar y obtener su licencia de conducir.

Fotografías: María Celsa Portillo/ Julissa Montoya

La vida esta llena de obstáculos y limitaciones, personas que debe tomar la decisión de seguir o parar, Edwin Cuellar es un hombre luchador y perseverante ante las dificultades que la vida le ha puesto; es originario del departamento de Santa Ana, pero actualmente reside en Barrio San Juan, municipio de San Rafael Oriente, San Miguel.

A los siete años de edad, su vida giraba en la convivencia entre su familia, carros y talleres de mecánica, la pasión e interés por aprender desde pequeño era sorprendente, ayudaba a los trabajadores a realizar actividades leves dentro del taller y ganaba un poco de dinero para contribuir con su familia.

Sin embargo, a los 15 años de edad, su vida le cambió por completo, ya que sufrió de un accidente mientras era ayudante de la recolección de leña en un camión; tras dicho accidente, fue hospitalizado, pero por no presentar lesiones de gravedad fue dado de alta.

Al transcurrir el tiempo, dos meses después del accidente se enfermó, le dio fiebre, y fue atendido por una vecina quien le aplicó unas inyecciones para poder mejorar su estado de salud, pero esta empeoró.

Edwin no podía valerse por si mismo y su estado era grave, pero por las precarias condiciones en las que vivía su familia no lo movilizaron para ser atendido y saber la condición de salud que presentaba, sumado a ello, en donde residían era un lugar aislado, con calles deterioradas y montañas que subir para de esa forma salir del cantón Calzontes Arriba, Santa Ana.

«La vida en mi juventud fue difícil, y fácil de tirar la toalla, recuerdo que los vecinos le decían a mi mamá que me amarrara en una silla para poder recibir los rayos del sol, para de esa forma poder recuperar la movilidad en mi cuerpo, pero todo era en vano» subrayó Edwin.

Una situación difícil, pero con la fe puesta en Dios, poco a poco iba recuperando la movilidad, empezando por sus manos, quien ya podía llevar los alimentos hacia su boca, luego la del resto de su cuerpo, menos las de sus piernas, quedándole sin movilidad hasta la fecha.

Por otra parte, lo aprendido en su niñez, hoy en día es la fuente de trabajo para el y su hijo, «necesitaba algo para salir adelante, entonces entre amistades empecé a realizar trabajos de mecánica, y ganaba dinero» expresó.

La expresión de su trabajo reflejado en sus manos

Un trabajo que requiere fuerza y movimientos, es por ello, se las ingenió para elaborar su propia silla de ruedas, que se adaptara a su condición y que pudiera con su peso, además que le ayudara a desplazarse de un lado a otro.

Con el tiempo haciendo trabajos a domicilios, sus clientes empezaron a sugerirle que pusiera su propio taller y que lo apoyarían con insumos en materia para empezar, es así que a sus 31 años de edad en el patio de su casa, emprendió su taller de mecánica, enderezado y pintura.

«A pesar de las condiciones en las que estaba, contaba con un hogar, en donde nacieron mis dos hijos, al pasar los años la madre nos abandonó, convirtiéndome en padre soltero, tomé el rol de la mejor manera y de la mano de Dios, recuerdo que mi hijo mayor me lo amarraba en mi espalda y mi pequeña hija en mi estómago, y de esa forma, salía con ellos hacer las compras, y realizaba mi trabajo» añadió Edwin.

Su diario vivir

Asimismo, a sus 46 años de edad, se describe como un hombre fuerte, resiliente y optimista ante las pruebas en el camino de su vida, recalcando que los altibajos siempre estarán presentes, y es la positividad de cada ser humano de querer la vida en todas las circunstancias.

Sin embargo, a pesar de tener su taller tiene muchas necesidades, entre ellas está la de poder reconstruir su vivienda, ya que esta en mal estado, como también la de poder adquirir mejores herramientas para trabajar y obtener su licencia de conducir.

Su hogar y fuente de trabajo

«Llevo 20 años manejando, jamás he sufrido accidente alguno, por la falta de movilidad en mis piernas, utilizo tres palos, uno que su función es adaptarlo al pedal del clutch, el segundo para los frenos y el tercero para acelerar, pero ya me han detenido y puesto esquela» narró Edwin Cuellar.

Es así, los retos y desafíos para Edwin son la clave de la persevera y las ganas de seguir viviendo, siendo un ejemplo que los obstáculos no pueden derrumbar a un ser humano que ama la vida, haciendo la invitación a todas las personas que padecen de alguna enfermedad o discapacidad, que el sol sale todos los días, y sale para todos, y como personas hay que luchar contra todo, de la mano de Dios, siendo firmes y con fe.

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