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Cuando la educación virtual no migra de los cuadernos y los lápices

El MINED declaró como información reservada y luego no existente a los datos sobre computadoras entregadas, estudiantes sin acceso a Internet y sin dispositivos tecnológicos, cuando se solicitaron a través de la unidad de Acceso a la Información. La ministra de educación declaró en mayo pasado que habían entregado 184 mil computadoras a estudiantes de bachillerato y que de los estudiantes que ya han recibido su computadora el 51.63% son niñas y el 48.37% son niños.

Por: Valentina González/Erick Hernández/Vanessa López/Miguel Villanueva/Liliana de Ventura

Claudia Vanesa Lizama Rivera de 20 años, es estudiante universitaria y habla de sus derechos con propiedad, desde su experiencia. Este año cursa el sexto ciclo de Licenciatura en Comunicaciones y nunca ha tenido recursos tecnológicos adecuados que le ayuden a enfrentar los retos que implican la nueva realidad de la educación virtual.  Tampoco cuenta con Internet residencial, para poder conectarse a clases o para hacer sus tareas, debe caminar 15 minutos, subir a la cancha “La Teclera” en su natal cantón Tapesquillo Bajo,  Jucuapa, Usulután. Su herramienta de estudio es un celular de gama baja.

“Nosotras las mujeres tenemos los mismos derechos y tenemos que ejercerlos por nosotras mismas, salir a ejercerlos, no debemos quedarnos estancadas en la sociedad. Debemos divulgar, pelear por lo que queremos, porque todos somos iguales”, dijo la joven.

Claudia Lizama debe caminar desde su casa en cantón Tapesquillo Bajo hasta la cancha La Teclera para poder hacer tareas ya que no cuenta con internet residencial.

Claudia, afirma esto con la fuerza y contundencia de su experiencia de vida: desde los 14 años se forja a sí misma y lucha porque su derecho a la educación sea respetado y garantizado.

Ella cita sin saberlo el artículo 3 de la Constitución de la República: “Todas las personas son iguales ante la ley. Para el goce de los derechos civiles no podrán establecerse restricciones que se basen en diferencias de nacionalidad, raza, sexo o religión.

Pero también se refiere al derecho a la educación, en el artículo 53: “ El derecho a la educación y a la cultura es inherente a la persona humana; en consecuencia…” y señala que es obligación y finalidad primordial del Estado su conservación, fomento y difusión.

El frijolar frente a la cancha La Teclera es testigo mudo de los esfuerzos de niños y jóvenes que llegan a la zona a conectarse a internet para poder recibir clases en línea o realizar las tareas.

La Teclera se ha convertido en una suerte de cibercafé rural, gratuito, para quienes residen en los alrededores de esa zona. Es una cancha sin arcos alineados rodeada de árboles frutales y arbustos de plumero. Hay una mesa improvisada de madera, un asiento, hecho con troncos y amarrado con alambres donde llegan algunos jóvenes a buscar la señal de Internet para conectarse a clases. En el sitio han dejado un pequeño cubo de madera que sirve para sostener el celular mientras trabajan. Este es el único punto donde la señal es suficiente buena como para conectarse.

En el área rural el acceso a conexión a internet es imposible actualmente: los estudiantes se ven obligados a desplazarse a zonas donde pueden resolverlo.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en un informe del 2020, ubicó a El Salvador en el clúster de países con baja conectividad significativa rural, junto a Jamaica, Bolivia, Belice, Perú, Honduras, Venezuela, Guatemala y Nicaragua. Y reveló que más del 90 % de los hogares rurales no cuentan con conexión a Internet.

La EHPM 2019, publicada el 2020, confirma que solo el 23.35 % de la población salvadoreña cuenta con servicio de Internet residencial. El acceso a Internet en la zona urbana y rural presenta una brecha amplia. Un 89.41 % contra un 10.59 %, respectivamente.

Claudia Lizama trabaja enjuncando camas en su natal Tapesquillo Bajo, Jucuapa, Usulután, para poder complementar el dinero de la universidad, el pasaje y la comida.

$5.00 por tejer camas

Ya casi no hay restos del esmalte blanco en las uñas de Claudia. Su labor como artesana le impide lucirlo, pero a ella parece importarle poco, pues está enfocada en estudiar, a como dé lugar, a pesar de las grandes dificultades que enfrenta a diario.

El “kikiriki” de los gallos propios y del vecindario la despierta a las 4:30 de la madrugada. El agua fría que guardan en barriles plásticos para bañarse termina de despertarla. Antes de buscar aventón para llegar a la zona conocida como El Beneficio, lava los trastes. Luego aborda el autobús que de Usulután va hacia Jucuapa y después el que va hacia San Miguel. Llega a clases a eso de las 7:30 de la mañana, cuando ya han iniciado. Esa es su rutina cuando estas son presenciales.

Cuando la jornada es virtual lo único que cambia para la joven es que a las 7:00 a.m. se va al trabajo, a una carpintería. Ahí sus manos, expertas en enjuncar camas artesanales tejen todo el día, y por cada marco terminado gana $5. Pero ella procura hacer dos en la semana, trabajando incluso los domingos para poder salir con los gastos.

15 minutos de camino hace Claudia Lizama desde su casa hasta la cancha Teclera donde se conecta a internet.

“Pongo $9.50 de datos al mes y lo que hago después es caminar hacia la cancha para poder recibir las clases, unos 20 minutos cada una para que me alcancen”, explica.

Claudia tenía beca de la alcaldía de Jucuapa, pero cuando cambió la administración y llegó el alcalde del partido Nuevas Ideas, Selvin Martínez, suspendieron el programa. Pero ella no se dio por vencida.

“Lloré, me sentía frustrada, les decía a mis padres ¿cómo voy a estudiar? Ellos me decían que iba a presentarse otra oportunidad. Y  nos organizamos. Primero fuimos a la alcaldía, pero no obtuvimos respuestas. Luego presentamos una carta a la universidad y nos otorgó media beca y eso fue una gran noticia para mí. Me dio esperanza. Ahora sigo trabajando para completarla, porque deseo superarme”, dijo.

Claudia se había ganado la beca a pulso, cuando estudiaba bachillerato se sacrificó siempre para poder obtenerla y sus calificaciones le dieron el premio que deseaba. Ella empezó a trabajar desde los 14 años, para poder comprar lo que necesitaba para estudiar.

Afirma que su iniciativa de ejercer un oficio es porque quiere superarse y ayudar a su familia, ya que de seis hermanos sólo dos estudian: ella y su hermana menor que está en Parvularia.

“Mi sueño es dar clases en la universidad, tener un estudio, que la gente me quiera por ser una buena periodista”, afirma Claudia, quien sintió la vocación al escuchar a uno de sus docentes hablar sobre la realidad social del país.

Para inspirarse, la joven ha colocado varios cartelitos escritos a mano y adornados con flores de papel, testigos mudos del esfuerzo de Claudia y su familia en su lucha por el derecho a la educación. En estos se lee: “En la trayectoria al éxito, se vale reír, llorar, gritar, pero jamás rendirse”, “los sueños se vuelven realidad”, “la mejor paz es la espiritual”, los cuales están acompañados de una lista de las tareas pendientes.

“Si de verdad quieren un país desarrollado deben apoyar a los jóvenes, deben apoyar para que en las zonas rurales haya Internet, para que podamos contar con computadoras para poder recibir las clases virtuales”, afirma Claudia.

Mientras la joven platica, su madre, Silva Elizabeth Rivera, la observa orgullosa. De sus 6 hijos sólo ella y la niña menor estudian y su mayor anhelo es verla como profesional. “Cuando veo una maestra me admiro como se ha preparado y me digo: le pido a Dios que algún día mi hija pueda también sacar su título”.

Doña Silvia se dedica al trabajo del hogar no remunerado y su esposo cultiva granos básicos. Él cuando puede le da para el pasaje a la joven, pero no puede ayudarle más pues pagan el servicio de agua potable a la alcaldía y el de la energía eléctrica.

El sueño de tener una computadora

Las historias de la falta de conectividad y de dispositivos tecnológicos para salir adelante con la educación virtual se repiten también en la educación básica.

Crematorio, conocida también como “La Amargura” por sus mismos habitantes, es una comunidad casi fantasma en medio de la urbe migueleña, asentada en la zona alta de la colonia Milagro de La Paz, antes estuvo el botadero de basura, un sector históricamente conocido por su pobreza. Ahí viven Roxana, Edwin y Victoria.

En la comunidad Crematorio, en la zona alta de la colonia Milagro de La Paz, los niños no tienen acceso a internet, tampoco hay energía eléctrica y no cuentan con dispositivos electrónicos para poder recibir clases en línea.

Roxana, de 10 años, quiere ser veterinaria. Edwin, de 8,sueña con ser policía y Victoria, de 6, quiere convertirse en pediatra. Ellos se divierten en un predio aledaño a su vivienda, juegan fútbol con sus otros amigos de la comunidad y se reúnen en familia. Mantienen las costumbres de 20 años atrás, cuando la tecnología aún no se había convertido en una prioridad. 

Entre esas casas de láminas, Roxana por ser la hermana mayor toma las riendas del juego, pide que todos hagan una fila india y empiezan a repartirse los jugadores. Al estar ya todos completos, inician el juego celebrando los goles que anotan con sus pies descalzos.

Los niños cursan tercero, primer grado y preparatoria, respectivamente en el Centro Escolar Milagro de La Paz, conocido como “La Escuelita”. Esta tuvo este año una matrícula de 700 estudiantes, pero hubo deserción, no por la pandemia, sino porque las familias migran para Estados Unidos debido a los bajos ingresos económicos en la zona, aseguró el personal docente.

La escuelita está asentada en la zona media de la colonia Milagro de La Paz. Para llegar es como entrar a un laberinto. A Roxana, Edwin y Victoria les queda a 2.5 kilómetros de su comunidad, lo que implica caminar media hora y algunas veces irse en bus, cuando hay para el pasaje.

Recorrido desde la comunidad Amargura hasta el Centro Escolar Milagro de La Paz, San Miguel.

La escuela es la esperanza de los estudiantes para aprender a usar una computadora. Aunque la administración del presidente Nayib Bukele anunció una inversión de  $1 mil 320 millones para equipar con computadoras a los estudiantes para el 2021, aún no hay indicios de que estas lleguen al Centro Escolar Milagro de La Paz.

Centro Escolar Milagro de La Paz, San Miguel, donde nunca han contado con un centro de cómputo, y a la fecha los niños no han recibido las computadoras que el gobierno ha anunciado.

En febrero de este año el gobierno publicó en la página oficial de la presidencia de La República que ya habían iniciado con la entrega de computadoras, “Ya llegaron las primeras computadoras que entregaremos al 100 % de niños y jóvenes que estudian en todas las escuelas del sistema público en nuestro país”, anunció el presidente Bukele”. https://www.presidencia.gob.sv/inicia-la-entrega-de-las-computadoras-para-todos-los-estudiantes-del-sistema-publico/

 “Ningún niño ha recibido computadora, algunos preguntan si se las van a dar…se quedaron esperando”, comenta Ernestina Cruz Portillo, docente de Educación Artística en la Escuelita. En este centro escolar no hay centro de cómputo.  Nunca lo ha habido. La mayoría de los niños que asisten provienen de familias de bajos ingresos económicos y que viven en precariedad.

“Ellos tienen problemas sociales y no cuentan con herramientas para la educación virtual, ni siquiera para un celular tienen, dependen de los padres. Esta comunidad es grande, hay sectores donde no hay energía ni agua potable”, describe la maestra.

En medio de esta realidad, los niños sueñan con tener una computadora, tanto así que Joseline de 9 años la hizo de la caja de cartón en la que venía una pizza que compró su familia. Su mamá le ayudó a diseñarla y la niña la llevó a la escuela para mostrarla a la maestra y a sus compañeras. https://www.youtube.com/watch?v=7S-pesN6KZQ&t=12s

Una computadora de cartón hizo Joseline en su escuela en San Miguel, para jugar y soñar que algún día tendrá una para poder estudiar.

En plena urbe migueleña, docentes como Fredy Ulises González, tienen que esforzarse por llevar a los niños las guías escolares y por explicarles las clases  para tercer grado y siempre se va a pie a buscar a los niños que en su mayoría no tienen dispositivos para conectarse  a Internet, ni energía eléctrica.

De acuerdo con el sitio oficial del MINED, 30,000 docentes están capacitados para dar clases en línea, https://www.presidencia.gob.sv/30000-docentes-estan-capacitados-en-google-classroom-para-clases-en-linea/

Entre los capacitados están los de la Escuelita, quienes ya tienen la computadora que ha distribuido el gobierno. Pero es poco lo que pueden hacer cuando la mayoría de sus estudiantes no cuenta con conectividad, ni dispositivos tecnológicos.

Pese a que toda su realidad está en contra de mejorar la calidad educativa, los profesores tienen esperanza en que los dispositivos para los estudiantes les sean entregados. No han terminado las entregas, van por distrito y creemos que llegarán”. Esa es su consigna.

En tanto en Los Nietos, cantón Marquezado, Santiago de Marìa, Usulután, varios jóvenes trabajan soldando polines, pintando estructuras prefabricadas, para ir formando aulas y sumar a las que ya hay, para ampliar la escuela en la zona.

En caserío Los Nietos, cantón Marquezado, Santiago de María, Usulután, la escuela está siendo construida con aulas provisionales de otro centro escolar, no cuentan con energía, ni con acceso a internet, tampoco con centro de cómputo.

Aunque el MINED asignó desde 1998 el código 80168 a este Centro Escolar, no cuenta con centro de cómputo, tampoco con servicios sanitarios, agua por cañería ni energía eléctrica.

En esta escuela, los lugareños improvisan aulas con los desechos de paredes provisionales de otro centro escolar, una medida alternativa que han encontrado los líderes de la zona para poder apoyar a los 65 estudiantes de los niveles de Parvularia a sexto grado que estudian en el lugar.

Santiago de María se encuentra ubicada al norte del departamento de Usulután, con una extensión territorial de 37.71 kilómetros cuadrados, compuestos por su casco urbano y la zona rural donde se encuentran siete cantones, cinco de estos cuentan con un centro escolar, tres solo atienden hasta el sexto grado.

De acuerdo con William  Isaac Nieto, miembro de la ADESCO local, hasta la fecha no ha habido inversión gubernamental en la escuela. La pintura de las paredes del centro educativo luce desgastada y donde se percibe es porque fue donada por la comuna luego de gestionarla. Contar con la escritura del lugar para que pase al MINED es un trámite pendiente desde hace 23 años y que ya planifican, asegura.

“Sería bueno que hubiera computadoras, que se genere el conocimiento tecnológico”, afirmó Nieto.

Cada pupitre del Centro Escolar Marquezado ha sido forrado con papel de regalo, es el más grande lujo de los estudiantes en el lugar,, ya que no cuentan con servicios básicos, ni acceso a internet o computadoras.

Por su parte, el alcalde, Nelson Gómez Alas, aseguró que se realizarán estudios para visualizar si se necesitan construir más aulas y que se traspasará el terreno al MINED, para que pase a ser parte de un proyecto gubernamental llamado “Mi nueva escuela”, el cual tiene programado que iniciará en unos meses.

Unos 85,000 estudiantes del país han recibido una computadora, lo que significa un 30% de los estudiantes de cuarto grado a bachillerato, de acuerdo con la página web de la presidencia de la República.

“Los alumnos asisten a 3,159 instituciones educativas de diferentes municipios de El Salvador. El 51.63 % de las beneficiadas son niñas y el 48.37 % son niños”, reza el comunicado. Sin embargo, de acuerdo con otros medios de comunicación, como La Prensa Gráfica, la entrega es equivalente al 14  % de la población estudiantil, dado que la matrícula inicial en el  2021 fue de 1,205,669 estudiantes. https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Gobierno-solo-ha-entregado-14–de-las-computadoras-que-prometio-20211004-0094.html

Para Zaira Navas, especialista en derechos humanos y jurídica de Cristosal, la ley garantiza el derecho a la educación. Lo regulan la Constitución y también La Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia (LEPINA).“Los niños, niñas, y los adolescentes y personas adultas tienen derecho a resolver su situación educativa”, señala.

“El Estado debe garantizar este derecho mediante el desarrollo de políticas educativas integrales idóneas para asegurar una educación plena y de alta calidad. En consecuencia, deberá garantizar los recursos económicos suficientes para facilitar las acciones destinadas al cumplimiento de estos derechos”, señala dicha ley.

A juicio de Navas, hay una deuda muy fuerte en la educación virtual, “particularmente se atiende el tema de distanciamiento y medidas de bioseguridad al no tener a los niños y niñas en las aulas, (pero) no se ha dado respuesta después de la pandemia al problema de conectividad, de acceso a computadoras y mucho menos de seguimiento a niños y niñas que no tienen posibilidades de conectarse”, dijo.

“Si bien el ejecutivo ha distribuido un número de computadoras y ha dado un número de tarjetas para Internet, hay varias situaciones que son preocupantes. La primera de ellas es que no en todos los lugares hay conectividad, segundo, no se le ha dado computadoras ni Internet a todos los niños y niñas que están estudiando”, comentó.

Navas señala que, no hay datos exactos de cuántas computadoras y tarjetas para acceso a Internet ha distribuido el Gobierno, a su juicio, por la política de opacidad. Significa que ha dejado de transparentar la información y no da cuentas de cuántos recursos ha distribuido, cuánto están invirtiendo”.

De acuerdo con un informe presentado por FUSADES, llamado: Cerrar la brecha digital en educación, garantizar la tecnología educativa es clave para la dinámica escolar, señala que en el área rural, solo el 1.6  % de estudiantes menores de 18 años tenían acceso a Internet, computadora o celular y en el área urbana 21.4  %. http://fusades.org/publicaciones/NPP_Brecha%20digital.pdf

No podemos exigirles que las tareas sean novedosas porque no tienen recursos, es una comunidad pobre, hay problemas sociales, familiares, no tienen acceso a herramientas virtuales, no tienen celular”.

“Uno quisiera que ellos desarrollaran todas sus habilidades plenamente, que no queden con un grado académico bajo, que triunfen, que saquen su carrera…como un niño de primer grado, que me dijo que quiere ser maestro”.

Ernestina Cruz, docente

Docentes y estudiantes están lejos de la virtualidad

Las alcaldías municipales de Jucuapa, Santiago de María y San Miguel, notificaron oficialmente, como respuesta a una solicitud de acceso a la información, no tener datos acerca del tema, ni un número específico de comunidades o habitantes que cuentan o no con servicio de energía eléctrica residencial o el servicio de Internet. También aseguran que no han invertido en esta clase de proyectos.

Por su parte, el Ministerio de Educación y Tecnología (MINED) no quiso brindar información referida al número de estudiantes que no tienen acceso a Internet, ni sobre cuántos estudiantes de educación media tienen acceso a una computadora.

En primera instancia respondieron a la solicitud realizada a través de la Ley de Acceso a la Información Pública que esta era una información reservada y al apelar a esta respuesta argumentando que era información oficiosa, respondieron que la información no existe.

Sin embargo, PNUD publicó el contrato del suministro de un lote de 46,422 computadoras, con un valor US$13,525,049.70, incluyendo costos de envío y seguro, que fue financiado con fondos del Gobierno de El Salvador y que iba a ser entregado de forma escalonada a partir de la última semana de marzo de 2021. https://www.sv.undp.org/content/el_salvador/es/home/presscenter/articles/2021/011/el-pnud-apoya-la-estrategia-de-digitalizacion-de-la-educacion-en.html

Con la pandemia del COVID-19, el MINED se vio obligado a realizar un esfuerzo para migrar el currículo de formación a la virtualidad. Sin embargo, este proceso aún tiene una brecha por superar, ya que existe un alto analfabetismo digital y poco acceso a herramientas tecnológicas.

Para el sociólogo, Pedro Adalberto Castro, investigador de la Universidad de Oriente UNIVO, el proceso de capacitar y asumir las clases virtuales a la vez, sacó a flote las deficiencias tecnológicas en el 2020, cuando los docentes aún estaban preparándose para asumir el reto de la educación virtual.

Por otro lado, esto afectó a los estudiantes, sobre todo a aquellos que no tienen un espacio físico en sus hogares para poder recibir sus clases. A esto se suman interferencias por las actividades familiares y no contar con herramientas tecnológicas.

 “Obviamente en un país con indicadores de desarrollo incipientes, en aspectos tecnológicos, era un reto para el Ministerio de Educación hacerlo virtual, no hay cualificación digital, la conectividad es incipiente, y debido a que no todos, ni estudiantes ni docentes contaban con un teléfono de alta gama, difícilmente llegaban las tareas, además no había seguimiento. Muchas dificultades, sumando a ellos el alto índice de analfabetismo”, señaló.

Para el investigador, el MINED debe iniciar un proceso de refuerzo escolar en las materias donde hay más déficit.

“Debe hacer una actualización curricular continua, adaptado a aulas virtuales, es un reto, al igual que la evaluación, esta debe ser por competencias y no sumativa. Estamos en pleno siglo XXI y esta debería ser más formativa”, dijo.

En tanto, la coordinadora del proyecto Cultura de Paz de los Centros Infantiles de Desarrollo (CINDE), Gabriela Alexandra Gavidia, considera que la brecha digital debería ser un tema de agenda pública.

“No creo que exista un interés de reducir las brechas digitales, ya que muchos niños no cuentan con estos recursos y el Estado debería velar porque todo se maneje con igualdad”, dijo.

Los estudiantes del Centro Escolar Milagro de La Paz en San Miguel no cuentan con dispositivos para recibir clases en línea, tampoco la escuela cuenta con centro de cómputo.

Para Gavidia, a estas alturas hay muchas comunidades donde no han entregado ninguna computadora o también pasa que los centros educativos no tienen un salón de cómputo.

“Esperamos que haya voluntad para mejorar la calidad de educación, tanto para las niñas y niños, pero también para los docentes y pues que asignen los recursos y acciones necesarias, no populistas, sino que sean verdaderas”, añadió Gavidia.

Sin embargo, si se echa un vistazo al presupuesto general de la nación propuesto para el año fiscal 2022, se observa que la Fuerza Armada recibirá un incremento de $256.7 millones, que en realidad es el segundo que se le asigna a dicha institución.

Esto significa un aumento del 16 %, casi el doble de lo que crecerá el de Educación, que subirá de $1,346 millones a $1,471 (9 %). Esto de acuerdo con una  publicación realizada por La Prensa Gráfica. https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/El-Ejercito-el-que-mas-crece-en-presupuesto-20211001-0109.html

En estas cifras dan cuenta  de las prioridades del gobierno para el próximo año fiscal, en un país que dista de superar la brecha digital.

                                                                                                                  

 “Considero que no hay interés en el tema de mejorar la calidad educativa en el país  y mucho menos, en aumentar el presupuesto para el mismo”.

Gabriela Alexandra Gavidia, Coordinadora proyecto Cultura de Paz en CINDE

“Si de verdad quieren un país desarrollado deben ayudar a los jóvenes”

“A veces no tengo ganas de trabajar, me siento cansada, pero lo hago porque quiero un mejor futuro para mí y para mi familia”.

Claudia Lizama

Fotogalería: https://univonews.com/fotogaleria/

Puedes ver el reportaje de Brecha digital en vídeo en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=m8OymxeHRsQ

Este Reportaje obtuvo el segundo lugar en el Diplomado de Periodismo con enfoque de Género realizado por el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA).

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Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

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