¿Cómo aprendimos a vivir después del COVID-19?
Por: Helen Cruz
La vida post-pandemia COVID-19 nos enfrenta a un nuevo panorama lleno de desafíos y oportunidades. Después del confinamiento y las medidas de distanciamiento social, finalmente se pudo comenzar a reconstruir las rutinas normales.
El inicio del Coronavirus en el año 2020 tomó por sorpresa al mundo entero haciendo que la vida común y cotidiana cambiara drásticamente, desde la forma de socializar hasta la manera en la que se salía a la calle con implementos de bioseguridad, tres años después de la emergencia sanitaria global, países como este; El Salvador relajaron sus medidas en el propio 2020, permitiendo el ingreso a turistas y reabriendo los espacios públicos y en 2021 incluso regresaron a clases los estudiantes de todos los niveles en forma semipresencial llegando a la nueva normalidad completamente para 2022.
Sin embargo, volver a la “normalidad” no quiso decir que la vida seguirá siendo igual a como se conocía, es por eso que surgieron palabras claves en esta nueva etapa social como: reinventarse y adaptarse; que llegaron para quedarse, en este sentido en el ámbito laboral, el teletrabajo se volvió una ocupación común y mucho más utilizada que antes, ya que las empresas alrededor del mundo la conservaron para reducir gastos.
Por su parte, la Socióloga, Mirna Álvarez, detalla que la manera de convivir ha cambiado mucho después de la pandemia basada en la preferencia que se adquirió por la virtualidad “las clases virtuales por ejemplo ahora se prefiere recibir una clase en línea que presencial, teniendo en cuenta que la educación virtualmente no es la mejor opción y no reemplaza la participación presencial”
Por otra parte la salud y seguridad se han convertido en prioridades, así como la solidaridad y el cuidado mutuo, ejemplificando esto se puede abordar el aspecto de la vacunación y como esta se volvió una regla para tener acceso a la vida social, recreativa y laboral; así mismo, se valorizó como primordial el cuido de la salud mental que durante la cuarentena evidenció la fragilidad de la relación personal y el amor propio de cada individuo, detonando problemáticas como la depresión y la ansiedad, lo que provocó que hoy por hoy la terapia sea un impulso colectivo.
Cabe destacar, la conciencia grupal que se pudo haber generado durante la cuarentena y la pandemia en sí, según lo manifiesta la Socióloga Álvarez; “tocó el corazón de muchas personas porque evidenció y desmaquilló las diferentes realidades de la sociedad y la desigualdad que se vive diariamente en las distintas esferas de ambientes económicos”.
Asimismo, Álvarez añadió que la pandemia expuso las debilidades sociales de El Salvador, “acrecentó las crisis que ya se presentaba como país, como sociedad o individual exponiéndolas a los ojos que se hacían ciegos o ignorantes reflejando algo que ya se tenía”
Además, la forma de vivir también estuvo influenciada por la pandemia, actualmente se observa como ciertas costumbres se modificaron en el comportamiento de los seres humanos, teniendo prácticas como la desinfección y uso de alcohol para limpiar los artículos personales, llegándose a convertir para muchos en una dependencia que los hace sentir más cómodos y cuidados.
Por último, a medida que el tiempo avanza y el ritmo de la vida continua, la tecnología ha demostrado ser una herramienta invaluable para mantenernos conectados y seguir con nuestras actividades diarias, acomodándonos a esta conexión virtual; a pesar de que aún el futuro es incierto, se debe aprender de esta experiencia y trabajar juntos para construir un mundo más resiliente y preparado para futuras crisis.
Y él o la estimado/a lector o lectora está preparado/a?