Por: Jairo Gómez /Enrique Hernández/Henri Maradiaga/Yeny Romero/Flor Sánchez/Kevin Ponce
El nuevo año traía consigo un abanico de incertidumbres para Marilú Bonilla, al desconocer si continuaría laborando en el Hospital Nacional San Juan de Dios de la ciudad de San Miguel, lugar que ha sido el escenario de muchas historias, en las cuales ella ha tenido la oportunidad de ser protagonista desde hace cinco años.
Los padres de Marilú son originarios del municipio de Guatajiagua, Morazán, tierra de artesanos del barro… de pequeña junto a ellos visitaba el hospital y fue allí donde ocurrió el amor a primera vista con la enfermería.
Con el paso de los años, se convirtió en una luz de esperanza para decenas de niños que llegan al área de pediatría del hospital y aunque su salario no es justamente compensatorio por sus labores, ya que solo le pagan medio tiempo, le satisface ver la recuperación de los infantes que ingresan en un estado de salud delicado y se retiran con altas mejoras.
La solidaridad, esperanza y pasión por su profesión, son el motor que mueve su día a día; ella, se levanta a las 4:00 a. m., se baña y luego prepara el desayuno para sus dos hijos, así como la merienda que le acompañará en su viaje al hospital.
En punto de las 5:40 a. m. con su bolso lleno de sueño, sobre la bicicleta de su hijo mayor, Marilú emprende una nueva aventura cada día, mientras el viento acaricia sus mejillas y el ruido de los automóviles le hace presenciar un concierto de motores y claxon de 15 minutos.
Una vez estando en las instalaciones del lugar donde ayuda a cambiar vidas, revisa las asignaciones de sus compañeras y prepara su equipo para recibir a sus tiernos pacientes y su día continúa conociendo nuevos rostros e historias.
Al finalizar la jornada, regresa a su casa con una sonrisa en su rostro y al mismo tiempo con emociones encontradas, al recordar por qué ahora no viaja en las unidades de transporte colectivo
– Buenas tardes
– -No se vaya a sentar a la par mía, porque usted anda el virus – la escupe –
– y luego ella baja del autobús –
Este desagradable suceso fue el que obligó a Marilú a aprender a manejar bicicleta, los encargados de enseñarle todos los trucos fueron sus hijos y el proceso duró alrededor de dos semanas…
Esta madre soltera es un ejemplo de perseverancia y superación, pues además de ser una profesional de salud, también es emprendedora. En una constante búsqueda por mejorar sus condiciones económicas, hace algunos meses decidió instalar un negocio de artesanías en la colonia Ciudad Pacífica, lugar donde reside actualmente.
Allí ofrece diversos productos que son elaborados por sus familiares, como las ollas, comales, sartenes, tinajas, cacerolas, entre otros; con esto también logra apoyar a su familia económicamente.
El traslado de las artesanías también es un proceso tedioso, pues por ser delicadas, no puede viajar en autobús, antes tenía que pagar taxi, pero esta estrategia tampoco le duró demasiado, pues un día, el taxista ya no quiso hacerle el viaje, y le dijo:
– Es que fíjese que, ¡ay!, usted anda ese montón de cajas, y no vaya ser que se le quiebren las artesanías.
-Está bien, pues, gracias.
Pero esto no la detuvo, poco después logró recolectar el dinero suficiente para hacer una caja especial para el traslado de los productos y así es como puede comercializarlos en su puesto, mismo que cuando ella no está, sus hijos son los encargados de atender a los clientes, pues ellos conocen los precios de venta.
Su negocio es único en la zona, y cada cliente se lleva una experiencia gratificante al encontrar lo que busca, uno de ellos afirmó que cocinar en este tipo de utensilios es más saludable, pues el barro es natural y no afecta su salud, ni la de su familia.
Además de todo eso, Marilú también se mantiene pendiente de la educación virtual de sus hijos, cuando se encuentra trabajando en su negocio, pone internet para que ellos puedan realizarlas desde allá, mientras ella atiende y les ayuda.
Cada día es un reto a superar para esta enfermera, a quien le gustaría tener su plaza fija en el hospital, pues los gastos de los servicios básicos los debe cubrir con su salario, y si a eso se le añade que padece diabetes, las cosas se complican más, pues no tiene seguro social y debe comprar sus medicamentos…
