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Madre carga a su hijo 2 kilómetros para que pueda estudiar

Cristian necesita una silla de ruedas para que el trayecto sea más cómodo para su madre y para él

Por: Isaí Luna | edición: Jairo Gómez

El día de Maura Guevara comienza a las 3:00 de la madrugada, lo primero que hace es preparar el desayuno y la merienda para su compañero de vida y su hijo mayor, quienes salen a trabajar al pueblo.

Ella tiene 54 años de edad y vive en el cantón San Marcos, caserío El Jícaro del municipio de San Antonio del Mosco, San Miguel.

9 de cada 10 mujeres de este municipio saben trabajar con el tule.

Cuando ellos se han retirado, ella sigue desarrollando las demás labores de su casa, como el lavado de la ropa y los trastos, una vez culminadas estas actividades, dedica el resto de la mañana a una de sus fuentes de ingresos, tejer petates. Para la elaboración de estos, los cuales están hechos a base de tule, una planta que crece en el municipio, Maura se lleva dos días y los vende a un precio módico de $3.00 o $4.00 dependiendo del tamaño.

Cristian tiene un peso de 12.5 kg, unas 28 libras y su madre lo carga por las pedregosas calles de su cantón.

Sumando a lo anterior, cuando se llega el mediodía, le espera una labor más: llevar a la escuela a Cristian, su hijo menor, quien cursa cuarto grado.

Él tiene 14 años de edad y desde niño padece de Artritis Degenerativa, la cual le impide crecer de acuerdo a su edad y le dificulta caminar adecuadamente.

«A los cinco años le empezó con una calentura y una tos cansada –que no se le quitaba– de ahí fue que él quedo así y lo lleve  a la unidad de salud y al hospital de Ciudad Barrios y luego al hospital San Juan de Dios, San Miguel», relató Guevara.

La madre agregó que desde entonces no hubo solución para la enfermedad de su hijo, pues la falta de recursos económicos les impidió darle seguimiento. Por ese motivo Maura lleva nueve años cuidando de Cristian y cargándolo hasta la escuela, con el fin de que se forme académicamente.

«Lo llevo los cinco días de la semana a la escuela. Sabía ir a un programa de niños que la iglesia tiene; pero por esta enfermedad (COVID-19) hoy casi no vamos», aseguró la artesana.

La iglesia a la que asisten se ubica en el centro de la ciudad, por lo que debe recorrer 2.2 kilómetros con su hijo, ratos «atute», o sea, subido en sus hombros y ratos «enganchado» a su cintura.

Maura y su hijo Cristian a punto de llegar a la escuela.

«Quisiera que alguna persona de buen corazón o alguna organización me pueda conseguir una silla de ruedas para poder andar a Cristian, porque los únicos que me saben ayudar es el padrastro y mi otro cipote que es el mayor», solicitó.

Asimismo dijo que hay tramos de la calle en mal estado, pero que en otras partes está mejor, «voy a descansar al andarlo en la silla de ruedas», enfatizó Maura, mientras seguía recorriendo las calles en mal estado de San Antonio del Mosco, soñando que su hijo alcance un logro académico que le haga feliz.

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Redacción UNIVO NEWS

Equipo de periodistas, estudiantes, editores y productores de la Carrera de Comunicaciones de la Universidad de Oriente UNIVO.

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