«Yo de mis alumnos me recuerdo»
Redacción: Rossy Saravia Fotogalería: Cristian Hernández
En 1981, Francisco Antonio Fernández Melgar recibió un curso en el Instituto Migueleño de Comercio, para poder formarse en la Universidad de Oriente (UNIVO). Posteriormente ingresó a estudiar Profesorado en Ciencias Sociales, perteneciendo a la primera promoción de la carrera.
Cuando terminó el último ciclo, dos docentes se jubilaron y no había personas que ocuparan esos lugares; las autoridades tuvieron que recurrir a los exalumnos; para ese tiempo no tenía una hoja de vida, ni experiencia, pero revisaron su historial de estudiante y le dieron la oportunidad de trabajar.
«Yo tenía miedo, porque era muy joven y además era algo nuevo para mí, terminé aceptando los consejos de mi esposa, que en ese entonces era mi novia; ella me dijo que se había enamorado de un hombre muy inteligente, sus palabras influyeron mucho en mi decisión. Nunca pensé que iba a formar parte del personal docente de la universidad» rememora Fernández cuando recuerda sus inicios como catedrático de la UNIVO.
Ha trabajado en la UNIVO por 66 ciclos consecutivos y son muchos los factores que han contribuido a ello, pero el más importante es el apoyo que le brinda la institución educativa y toda la confianza que le han depositado las autoridades. Lo que más lo motiva para continuar es la relación que tiene con los estudiantes; dice que es muy exigente pero procura que los jóvenes no sientan presión. Los motiva a hacer las actividades y fomenta en ellos la responsabilidad.
Su familia también lo ha apoyado, entre risas cuenta que su esposa a veces le dice que él quiere más a la Universidad que a la casa. Fernández «El Muñeco» como le conocen sus estudiantes, forma parte de la institución desde antes que el Ministerio de Educación (MINED) la autorizara. Este define a la UNIVO como excelente y democrática, para él es importante que los estudiantes se sientan identificados y que creen sentido de pertenencia a la institución.
El Salvador ha pasado por desastres naturales, acontecimientos sociales, durante los terremotos del 2001 él estaba en la universidad. Afirma que para el primero estaba en las proximidades de la entrada; ya les habían ilustrado que tenían que hacer ante un acontecimiento de esta magnitud pero se le olvidó todo, solo salió corriendo para la calle y lo primero que pensó fue que la infraestructura iba a desaparecer, pero después de los terremotos todo volvió a la normalidad.
Por otro lado, para el huracán Mitch en 1998, apoyaron a algunas comunidades llevando víveres a las familias afectadas, porque así es la universidad, con un enfoque humanitario. Son los momentos que ha tenido que pasar y muchos de ellos fueron dentro de la UNIVO.
Tantos años trabajando en la misma institución dejan muchas anécdotas y entre risas relata que su esposa y su hija mayor fueron sus alumnas y tenía que esconder las evaluaciones en la casa para que no copiaran. Pero también tiene muchas historias en las que los alumnos han sido los protagonistas. Siempre que va caminando por las gradas de la universidad los exalumnos lo saludan y emotivamente dice que lo llena de satisfacción.
Aunque es de Jocoro, Morazán fundó su familia en San Miguel y se siente orgulloso de servirle a la sociedad formando profesionales con valores. Asegura que dentro de seis años va a tener que retirarse y entre bromas dice que cuando pase frente a la universidad le van a dar ganas de entrar aunque los vigilantes ya no lo van a dejar pasar.
Le agradece a Dios y a la vida por haberle permitido compartir con tantos estudiantes, los recuerda porque son parte de su vida y dice con una sonrisa en su rostro “Yo de mis alumnos me recuerdo”.
