Entre las víctimas está un bebé de tres meses de edad, quien murió junto a sus familiares en una masacre perpetrada por militares en el tiempo de la guerra civil
Por: Josè Enrique Hernàndez
Las familias Luna y Hernández tuvieron que esperar 40 años para poder dar sepultura a 8 de sus seres queridos que fueron asesinados por militares del batallón Atlacatl durante la guerra civil del país, en cantón El Tablón de Agua Blanca, Cacaopera, Morazán, el 10 de marzo de 1981.
Los restos de Patrocinia, Epifania, Julia, Ricardo, Juan, Margarita, Cristela todos de apellido luna y María Hernández fueron entregados recientemente en pequeñas cajas blancas por el equipo de criminología de la Fiscalía General de la República.
Familiares y amistades acompañaron los féretros en primera instancia en casa de la familia donde se les recordó, se oró por sus almas y les dedicaron música de instrumentos de cuerda; luego hasta el cementerio general de localidad, ahí les dieron el último adiós.
«Estoy enterrando a mi hija Julia y hemos esperado 3 años luego de la exhumación, fue un proceso de mucha espera», mencionó doña Santos Angelina Ortiz.
Entre los familiares de ella que fueron sepultados estaban la abuela, hermana, tío y los niños. «Si en la casa donde estaban viviendo llegaron los sacaron a la solera de la casa y ahí les dieron muerte a los ocho que estaban ahí a mi suegra, sobrinos cuñados y mi hija», manifestó Ortiz.
Don Ignacio Luna hijo de doña Epifanía Luna (de grata recordación), aseguró que durante esta masacre cometida un niño de tres meses fue asesinado y lo cataloga como un acto de cobardía por parte de los hechores.
«Bueno lo ocurrido hace 40 años es un acto horrible donde muchas personas murieron, bueno los restos sabíamos donde estaban porque cuando a ellos los mataron los dejaban tirados como animales y como pues el cementerio estaba retirado, así que fueron enterrado en un terreno cerca de la casa», indico Luna.
Los familiares de las víctimas manifiestan sentirse agradecidos con Dios y las autoridades ya que después de una larga espera al fin dieron una santa sepultura digna a estos miembros de una sola familia.
