Doña María Victoria: panadera, vendedora de ropa, chapeadora de milpas, agricultora y cocinera de enchiladas
Es viuda y lleva luchando dos años para ser incluida entre los beneficiarios de pensiones de veteranos
Por: José Enrique Hernández
Doña María Victoria Gómez es reconocida en el Municipio de Lolotique, departamento de San Miguel, por el pan artesanal que elabora desde hace 59 años, trabajo que le permite obtener el sustento diario.
Para ella no es nada fácil conseguir mantener a flote su economía, pues a sus 79 años de edad debe caminar alrededor de 4 kilómetros desde su vivienda para llegar hasta donde habita una de sus amigas, lugar donde ella hornea el pan.
Sumando a lo anterior, para vender el producto terminado, doña María tiene que caminar aproximadamente dos horas para llegar al cantón, donde en un par de minutos hace posible los resultados de su ardua labor.
«Hasta Estados Unidos llevan las personas que me compran, porque le doy ese toque para que quede en buen punto, pasan hasta 5 dias y el pan sigue blandito», expresó con una sonrisa en su rostro.
Gómez relató que el arte de la planificación, lo aprendió de su mamá, quien también se dedicaba a transformar la harina en pedazos de esperanza para sacar adelante a sus hijos.
Sin embargo, el pan no es lo único que sabe elaborar doña María Victoria, pues comentó que también hace enchiladas, se dedica a vender ropa nueva y hasta es agricultora.
«¡Ah, yo hago mi milpa!, solo busco quien me trabaje la tierra y yo siembro, chapodo, corto el maíz y hago todo lo demás, si a mi pisto es que me hace falta para salir adelante «, aseguró.
«Mire que yo a las 5:00 de la madrugada ya ando para arriba y para abajo tomo mi café y le doy de comer a mis pollitos, patos y toda ‘marranada’ que tengo, a mí me gusta tener mis cositas por si tengo necesidad de algo», comentó.
Por otro lado, la artesana dijo que ya son 2 años los que lleva luchando con el fin de que sea incluida en las pensiones de los veteranos, ya que un hijo suyo que era soldado murió; relató que tuvo que llevar unas constancias que le habían solicitado pero que aún no le han resuelto nada hasta el momento.
«Ya son 23 viajes que voy haciendo para ser incluida en las pensiones, pero hasta el momento no me han dicho nada usted. Yo no tengo ayuda de nadie, el único que puede hacerlo ya tiene su familia y con lo poquito que gana, apenas le ajusta, a veces me da mis $10 o $20 pesos, aunque él quiera no puede más; mis otros dos hijos ya murieron y mi esposo también, así que soy mujer sola», expresó doña María.
Gómez habló de sus «exalumnos», como les llama de cariño, pues por 30 años fue vendedora en un centro escolar de la zona, donde se ganó el cariño de estos jóvenes que hoy día, algunos de ellos se acuerdan de ella; emocionada comentó que el año pasado hasta le celebraron el cumpleaños.
Y así, entre recuerdos y afanes, Doña Victoria sigue trabajando, esperando un día recibir su pensión y tener la oportunidad de descansar un poco y dedicarse a un solo oficio.
«Ya son 23 viajes que voy haciendo para ser incluida en las pensiones, pero hasta el momento no me han dicho nada usted. Yo no tengo ayuda de nadie»
María Victoria Gómez