El ejército israelí ataca la sede principal de Hezbolá en Beirut, situada bajo edificios residenciales, mientras los bombardeos continúan en el sur del Líbano. Al menos 25 personas han muerto en las últimas horas, según autoridades libanesas.
Por Anny Scarlet Martínez
En una escalada de la ofensiva israelí en Líbano, varios ataques aéreos han golpeado este viernes las afueras de Beirut, específicamente en la zona sur de la ciudad. Según el ejército israelí, el objetivo fue la «sede principal» de Hezbolá, que, aseguran, estaba situada bajo edificios residenciales. Testigos en la capital libanesa reportaron fuertes explosiones y una densa columna de humo visible desde varios puntos de la ciudad. La cadena Al-Manar, afiliada a Hezbolá, mostró imágenes de los daños, incluyendo un enorme cráter y cuatro edificios completamente destruidos.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, fue tajante al afirmar que Israel no detendrá su ofensiva hasta derrotar a Hezbolá. «Mientras Hezbolá opte por la guerra, Israel no se detendrá», declaró. Además, Netanyahu acusó a Irán de ser el «motor del terrorismo» en la región, advirtiendo que «si nos atacan, les atacaremos», refiriéndose a Teherán.
Los ataques de Israel en las últimas horas han dejado un saldo de al menos 25 muertos, de acuerdo con el ministro de Sanidad libanés, Firass Abiad. Las áreas del este y sur de Líbano han sido las más afectadas, con decenas de bombardeos que han causado, entre otras tragedias, la muerte de nueve miembros de una familia en la localidad de Chebaa, incluidos cuatro niños.
A pesar de la presión internacional para un alto al fuego, Netanyahu afirmo que Israel continuará con su ofensiva hasta que los israelíes desplazados del norte del país puedan regresar a sus hogares de manera segura. Aunque siguen las discusiones sobre una tregua impulsada por Estados Unidos y Francia, el primer ministro dejó claro que Israel mantendrá su postura firme mientras la milicia libanesa continúe los ataques. El conflicto ha provocado una crisis humanitaria y el desplazamiento de miles de personas, con repercusiones en Siria e Israel, mientras la comunidad internacional alerta sobre el riesgo de una mayor escalada sino se alcanza un acuerdo.
