El Pontífice pidió unidad, paz y servicio humilde ante líderes de distintas naciones.
Por F. Martínez
En una celebración marcada por el simbolismo y la esperanza, el Papa León XIV presidió este 18 de mayo la misa inaugural de su pontificado en la Plaza de San Pedro. Miles de fieles, decenas de delegaciones internacionales y jefes de Estado de distintos países se hicieron presentes para acompañar al nuevo líder de la Iglesia Católica en el inicio oficial de su ministerio petrino.
Durante su homilía, el Santo Padre hizo un llamado urgente a la unidad entre los pueblos, al cese de los conflictos y a la responsabilidad de los líderes mundiales ante el sufrimiento humano. “No hay futuro sin reconciliación; no hay paz sin justicia; no hay Iglesia sin servicio”, proclamó desde el altar, con un tono sereno pero firme.
León XIV enfatizó que el papado no debe ser visto como un trono de poder, sino como un espacio de entrega. Habló de una Iglesia cercana, que escuche y camine junto al pueblo, especialmente con los más pobres, los migrantes y los olvidados. “Servir no es una opción, es nuestra identidad”, recalcó.
La ceremonia estuvo acompañada por cantos litúrgicos, momentos de silencio y una atmósfera de recogimiento. Al concluir, el Papa saludó personalmente a representantes de distintas religiones y gobiernos, en un gesto de apertura al diálogo interreligioso y diplomático.
Con esta celebración, el pontificado de León XIV se abre oficialmente ante el mundo, dando sus primeros pasos bajo los valores de humildad, paz y fraternidad universal.
