La mujer que desafío el poder en 1930

En 1930, Prudencia Ayala hizo historia al postularse para la presidencia de El Salvador, desafiando un sistema que negaba a las mujeres el derecho al voto. Su audaz candidatura no solo enfrentó los prejuicios de la época, sino que también sembró las semillas del cambio en la política salvadoreña.
Por Anny Scarlet Martínez

Prudencia Ayala, nacida en 1885 en Sonzacate, Sonsonate, marcó un antes y un después en la historia política de El Salvador. De origen indígena y criada en un entorno humilde, desde pequeña mostró un carácter único. A los 12 años ya había comenzado a publicar en el Diario de Occidente de Santa Ana, donde compartía sus premoniciones y comentarios sociales. Su capacidad de prever eventos, como la caída del káiser de Alemania en 1914, le ganó el apodo de “La Sibila Santaneca”.
En su juventud, Prudencia se trasladó a Guatemala, donde continuó su activismo social y político. A su regreso a El Salvador, fue encarcelada en 1919 por acusar de corrupción al alcalde de Atiquizaya. Esta experiencia no la detuvo; al contrario, la impulsó a escribir y a involucrarse más en las causas sociales. Publicó varias obras y fundó el periódico Redención Femenina, desde donde promovía la equidad y la justicia social.
Sin embargo, su acto más emblemático ocurrió en 1930, cuando, en medio de un ambiente completamente adverso, Prudencia decidió postularse para la presidencia de El Salvador. En una época en que las mujeres no tenían derecho ni a votar, mucho menos a ocupar cargos públicos, su candidatura fue un desafío monumental. Su plan de gobierno incluía la defensa de la educación pública, la protección de los derechos de los trabajadores, la transparencia en el servicio público y la no discriminación hacia los hijos ilegítimos. También proponía la reducción del consumo de alcohol, un problema que afectaba a las clases populares.
A pesar de ser ridiculizada por la prensa, que la calificaba de “loca” y “marimacha”, Ayala tuvo algunos aliados importantes, como Alberto Masferrer, quien compartía su visión de una sociedad más equitativa. Su candidatura fue rechazada por la Corte Suprema, que argumentó que las mujeres no tenían derechos políticos, pero su osadía marcó un hito en la historia política del país.
Prudencia Ayala falleció en 1936, y su legado cayó en el olvido durante décadas. No fue hasta 1996 que su historia resurgió, cuando uno de sus hijos ayudó a reconstruir su vida a partir de escritos y objetos personales que había guardado. Hoy, Ayala es recordada como una mujer valiente que rompió barreras y desafió un sistema que excluía a las mujeres de la vida política.
Su audacia y valentía no lograron que alcanzara la presidencia, pero dejaron una huella imborrable en la historia de El Salvador.