Desde su folklore hasta sus festividades religiosas, Izalco se mantiene como un centro cultural vivo que honra sus raíces indígenas y coloniales.
Por. F. Martínez
Izalco, ubicado en el departamento de Sonsonate, es un pueblo que se distingue no solo por su impresionante volcán, sino por ser un verdadero guardian de las tradiciones más emblemáticas del país. Con una historia rica y una mezcla de influencias indígenas y coloniales, Izalco ha mantenido vivas diversas costumbres que lo hacen único.
Una de las festividades más destacadas en Izalco es la Fiesta de la Virgen del Rosario, celebrada cada 7 de octubre. Esta festividad religiosa se honra con una procesión que recorre las principales calles del pueblo, acompañada de música tradicional y danzas. Lo interesante de esta celebración es la integración de elementos indígenas, como las danzas autóctonas y los trajes típicos, que han sido preservados por las comunidades locales.
El folklore de Izalco también es una parte importante de su identidad. Las danzas como el Xuculán, una expresión musical indígena que se toca con instrumentos tradicionales, son parte esencial de las festividades. Los habitantes de Izalco han logrado mantener viva esta tradición que no solo honra su pasado, sino que también refuerza el sentido de pertenencia a la cultura indígena que una vez dominó la región.
Además de su música y danza, Izalco es conocido por su gastronomía tradicional. Platos como el yuca con chicharrón y las empanadas de frijol son delicias que se preparan durante las festividades y que continúan siendo el alma de sus celebraciones. Estos platillos no solo satisfacen el paladar, sino que también representan la conexión de los izalqueños con su tierra y sus costumbres.
La Fiesta Patronal de Izalco, celebrada en honor a San Pedro, también atrae a miles de visitantes cada año. Además de las actividades religiosas, durante esta fiesta se realizan competencias deportivas, presentaciones de grupos folklóricos y, por supuesto, la tradicional marcha de las antorchas, un evento que reúne a la comunidad local en un ambiente de alegría y unidad.
Izalco, con su volcán imponente como testigo, sigue siendo un lugar donde las tradiciones se mantienen vivas. La comunidad, orgullosa de su herencia, continúa transmitiendo de generación en generación la importancia de preservar estas costumbres que son el corazón de su identidad.
