El cambio que puede salvar al planeta del desperdicio y la contaminación
El modelo económico actual, basado en el “usar y desechar”, está afectando gravemente al planeta. Sin embargo, existe una alternativa que busca cambiar esta situación: la economía circular. Este enfoque promete disminuir residuos y aprovechar los recursos de forma sostenible, dándole una segunda vida a lo que antes se consideraba basura.
Por Anny Scarlet Martínez
En el día a día, la mayoría de los productos utilizados por las personas siguen un ciclo predecible: se fabrican, se usan y, cuando ya no sirven, terminan en la basura. Este sistema, conocido como economía lineal, es uno de los responsables de los altos niveles de contaminación y del agotamiento de los recursos naturales. Frente a este modelo, la economía circular plantea una forma diferente de abordar la producción y el consumo: reutilizar, reparar y reciclar para alargar la vida útil de los productos y reducir los desechos.
La economía circular tiene un objetivo claro: transformar el uso de los recursos y maximizar su vida útil. Esto implica imaginar productos como teléfonos que, en lugar de ser reemplazados cada dos años, puedan ser reparados fácilmente, o ropa hecha con materiales reciclados que se reintegran al ciclo productivo en lugar de terminar en un vertedero. Este modelo no solo propone una alternativa más sostenible para sectores como la moda, la tecnología y la construcción, sino que también se perfila como un enfoque clave para el desarrollo futuro.
Además, se ha señalado que la economía circular tiene el potencial de reducir de manera significativa los gases de efecto invernadero. Se estima que el 70% de las emisiones globales están vinculadas a la extracción y el procesamiento de materiales. De acuerdo con diversas proyecciones, la adopción de un enfoque circular podría reducir estas emisiones en un 40% para 2050. Esto demuestra que no se trata únicamente de reciclar, sino de rediseñar todo el ciclo de vida de los productos.
A pesar de estos beneficios, la implementación de la economía circular enfrenta algunos retos. La falta de políticas públicas claras y el desconocimiento sobre cómo aplicar este enfoque, especialmente en pequeñas y medianas empresas, son algunas de las principales barreras identificadas. Sin embargo, ya hay países que están adoptando esta transición. Por ejemplo, Vanuatu ha logrado que el 59% de sus recursos internos sigan un modelo circular, lo que lo posiciona como un referente en esta transformación.
La economía circular se presenta como una alternativa viable para mitigar el impacto ambiental del actual modelo económico. Con una adopción más amplia, este enfoque podría generar un cambio significativo en la manera en que se utilizan los recursos, contribuyendo a un futuro más sostenible para el planeta.