Conozca a Romel Morales el heredero de la música de Lolotique

En el corazón de Lolotique, Romel Morales ha construido una vida donde la música no solo es un arte, sino un medio para inspirar a su comunidad y fortalecer los lazos familiares.
Por Ernesto Coreas / Anny Scarlet Martínez
Originario del Barrio San Isidro, Romel, de 48 años, descubrió su pasión por la música en una escuela parroquial impulsada por la iglesia católica local. Allí encontró más que notas y acordes; descubrió un camino que marcaría su vida. A los 21 años, con entusiasmo y dedicación, se adentró en el mundo del solfeo, aprendiendo junto a otros jóvenes de su comunidad. Este aprendizaje fue la base que le permitió explorar la música como profesión y servicio.
Su primer instrumento fue el trombón, pero pronto demostró su versatilidad al dominar la trompeta, el bajo y otros instrumentos. Estas habilidades lo llevaron a participar en agrupaciones locales como Zafra Guanaca, Banda Toro y Banda LL, donde no solo creció como músico, sino que también tuvo la oportunidad de conocer nuevos países y culturas. Cada escenario fue una lección que alimentó su amor por el arte.
Hoy, como miembro de la Banda Musical de la Tercera Brigada de Infantería, Romel comparte su legado con sus hijas, quienes han heredado su talento y pasión. La mayor destaca en guitarra y canto, mientras que la menor brilla con el violín y otros instrumentos. Ambas han decidido profesionalizarse, demostrando que la música es más que un arte en la familia Morales; es un vínculo que las une y un camino que las impulsa hacia el futuro.
Romel sostiene que la música es un aprendizaje infinito, una afirmación que se refleja en su humildad y deseo de seguir creciendo. Su historia no solo resalta la importancia de la música en la identidad y cohesión comunitaria, sino también su capacidad para unir generaciones y transformar vidas. Para Lolotique, Romel Morales es más que un músico; es un símbolo de cómo el arte puede ser una fuerza de cambio y esperanza.