
A pesar de una remontada épica, el equipo de Unai Emery no logra forzar la prórroga ante un Paris Saint-Germain que avanza a semifinales.
Por F. Martínez
La noche más esperada en Villa Park, la más importante en más de cuatro décadas, terminó en una amarga decepción para el Aston Villa. Con un 0-2 en contra en los primeros 30 minutos, el equipo de Unai Emery parecía condenado a una eliminación inevitable en la Liga de Campeones. Pero una segunda parte heroica dejó a los de Birmingham a solo un gol de la prórroga. El milagro, sin embargo, no se consumó.
El arranque del partido fue cuesta arriba para el conjunto inglés. A los diez minutos, Achraf Hakimi aprovechó un malentendido entre Emiliano Martínez y Pau Torres para abrir el marcador. Poco después, Nuno Mendes, culminando una rápida contra, firmó el segundo para el PSG. Con cuatro goles necesarios para revertir la eliminatoria, la hazaña se antojaba imposible.
Pero el Aston Villa no bajó los brazos. Youri Tielemans encendió la esperanza con un gol que hizo vibrar las gradas, donde incluso el príncipe Guillermo y su hijo Jorge se contagiaron del fervor. Villa Park se transformó en un volcán: la confianza regresó, el equipo se creció y el público empujó como un jugador más.
John McGinn marcó el 2-2, desatando la locura en el estadio. Y luego, en una brillante jugada individual, Marcus Rashford asistió a Ezri Konsa para poner el 3-2. El sueño estaba más vivo que nunca.
El empate global estaba a un solo gol, y Villa lo buscó con todo. McGinn tuvo un cabezazo que rozó el poste; Marco Asensio, un mano a mano claro. Pero Gianluigi Donnarumma, imperial bajo los palos, frustró cualquier intento. El portero italiano fue un muro ante la avalancha inglesa.
Unai Emery, visiblemente afectado, revivió viejos fantasmas mientras veía desvanecerse una de las noches más especiales de su carrera.
El Aston Villa se quedó a las puertas de una remontada histórica. El Paris Saint-Germain, dirigido por Luis Enrique, avanza a las semifinales, donde espera rival entre el Arsenal y el Real Madrid. Para los villanos, esta Champions quedará como un símbolo de coraje y entrega… y también como un recordatorio de la crueldad del fútbol cuando el esfuerzo no basta.