Redacción y fotos: Stefany Matibel Rios Ortez
Evelin Yazmín Rivas llegó al Complejo Educativo Naciones Unidas (CENU) de Cacaopera, Morazán, con el fin de incentivar el emprendimiento, ya que en el municipio hay un alto índice de pobreza, sumado a ello el 80 por ciento de los jóvenes solo llegan a noveno grado y solamente el 20% logra hacer el bachillerato.
“Ha sido un arduo trabajo, pero finalmente estoy consiguiendo lo que quiero, que los jóvenes puedan obtener esos pensamientos visionarios que se debe tener para poder progresar y que poco a poco aprendan la vida del comercio y puedan salir de la pobreza en la que se encuentran”, explicó Rivas.
En el CENU, se cuenta con una granja escolar, que está ubicada en el caserío El Guineo, a 2 kilómetros de distancia del centro escolar y de acuerdo con los docentes, es la primera funcionando en el departamento.
Desde años atrás tenían la idea de tener una granja, pero no había espacio en la institución para crearla, solo tenían un pequeño huerto escolar donde los estudiantes trabajaban y sacaban una buena cosecha.
Rivas imparte la materia de Orientación Laboral en Educación Media y en el desarrollo de esta aprovecha para generar el aprendizaje en diversos oficios como cosmetología, panadería y agricultura, todas ellas con implementos de trabajo.
En 1999 esta maestra llegó a Cacaopera a trabajar con grupos de mujeres emprendedoras, productores, se organizaron comités de comercialización para la producción de abonos y lograr así que les bajara el costo para que sus cosechas fueran un poco más grandes; pero la gente solo esperaba que le apoyaran económicamente no ejercían el emprendimiento.
En una reunión en donde estaban todas las ONG que tenían influencia en la zona de Cacaopera, la maestra Rivas propuso iniciar proyectos de producción en las escuelas.
«Para relacionarse con los jóvenes y comenzar desde esa etapa de la juventud y cuando ellos sean padres de familia ya lleven el emprendimiento, la visión de un mejor futuro» comentó.
En el 2014 el Ministerio de Educación les apoyó con la creación de un proyecto de huertos, les proporcionaron palas, piochas, asistencia técnica; gracias a esta ayuda ellos comenzaron a trabajar con más empeño y de manera más profesional en esta área y funcionó gracias a la ayuda de todos los estudiantes., según lo relató la maestra.
El siguiente año decidieron trabajar en emprendimientos, planificaron obtener algunos isumos básicos: 10 gallinas, codornices, 2 conejos y realizar la lombricultura para el abono ya que la tierra era un poco infértil, entonces comenzaron la iniciativa.
La comunidad educativa consiguió el terreno donde trabajarían, un técnico de EDUCO les ayudó con la gestión ante el MINED, entidad que les proporcionó los primeros animales; por el momento cuentan con 160 gallinas y 300 pollos.
La crianza y la venta de estos corre por cuenta de loes estudiantes emprededores, así como el mantenimiento de la granja.
Para los jóvenes, al experiencia fortalece sus sueños, pues no todos podrán culminar una carrera universitaria, pero si pueden ser emprendedores desde sus comunidades.
