Su sazón y el buen trato a los clientes le hacen una de las preferidas durante las fiestas
Redacción y fotos: Wendy Arely González Hernández Taller de Reportaje
Entre un sol abrazador, champas metálicas y monstruos mecánicos, se encuentran los vendedores de la feria de San Miguel, que cada año se hacen presentes para las fiestas patronales de la ciudad; el calor y cansancio se les nota, pero aun así no dejan de atender las personas que desean comprar sus productos.
Un aroma delicioso a comida casera se percibe de repente en el campo de la feria, es María Isabel Trejo quien cocina un delicioso pollo guisado para sus clientes; rápidamente saca la olla del fuego y lo coloca en un mostrador para atraer la vista de los comensales que muy hambrientos se acercan a su chalet para degustar su variado menú; ella lleva ya 19 años de vender en ese lugar y durante las fiestas es cuando más demanda tiene, ya sea por la comida, por las golosinas que cuelgan de las paredes de su puesto, las bebidas y otros productos que ofrece.
Vistiendo ropa sencilla: camisa a cuadros de color rojo, azul y blanco, pantalón vaquero azul, zapatos deportivos negros, una gorra que combina con todo lo que viste, el cabello recogido en una coleta alta y con su cálida sonrisa atiende a los visitantes de su puesto; con sus manos en las que tiene marcadas cicatrices de quemaduras y cortadas de cuchillos con filo, le entrega a Edgar Chávez un plato de pollo, arroz y ensalada fresca; Edgar es otro vendedor de la feria, su especialidad es la comida mexicana, él es cliente frecuente del puesto de María, el hombre de 52 años asegura que su comida tiene buena sazón y por su concentración y sus gestos a la hora de comer, es algo que se vuelve notorio inmediatamente.
La motivación de María para vender durante todo el año en el campo de la feria es su familia, a través de sus alimentos ella puede llevar el sustento a sus cuatro hijos de los cuales tres trabajan con ella en el chalet del campo de la feria de San Miguel.
