Ubicada en la Basílica de Santa María la Mayor, la lápida de mármol lleva solo su nombre y su cruz pectoral, reflejando la humildad del pontífice.
Por F. Martínez
En un gesto de profunda solemnidad, el Vaticano ha revelado la imagen de la tumba del Papa Francisco, un monumento de serena sencillez que honra la vida y legado del pontífice argentino. La lápida, elaborada en mármol de Liguria, se encuentra en la Basílica de Santa María la Mayor, un lugar de especial significado espiritual para él.
Grabada únicamente con la inscripción “FRANCISCUS” y su emblemática cruz pectoral, la tumba refleja fielmente la humildad y cercanía que definieron su papado. Está ubicada entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, en un punto central de la devoción mariana que Francisco veneró con profundo amor.
Durante su vida, el Papa visitó en numerosas ocasiones la imagen de la Salus Populi Romani, en cuya presencia oró por la Iglesia y la humanidad. Ahora, su morada final descansa a pocos pasos de aquella imagen sagrada, como cumplimiento de su deseo expresado en su autobiografía Esperanza: reposar con sencillez, junto a la Virgen María.
La tumba no solo representa un lugar de descanso eterno, sino también un testimonio de su legado: una vida dedicada a los más humildes, al diálogo, a la paz y al amor incondicional. Con su mensaje de fe y compasión, el Papa Francisco sigue inspirando a millones, incluso más allá de su partida.
