Las ciudades mayas han sobrevivido a través de los siglos a pesar de estar ocultas en las densas selvas de América. ¿Cómo han logrado resistir los embates de la naturaleza y el tiempo?
Por Anny Scarlet Martínez
A lo largo de la península de Yucatán, miles de estructuras mayas se ocultan bajo la densa vegetación, esperando ser descubiertas. Uno de estos recientes hallazgos, la ciudad de Valeriana, se reveló a través de tecnología de escaneo láser aéreo conocida como Lidar, mostrando una antigua metrópoli que alguna vez fue una capital política.
El descubrimiento de Valeriana es solo una pieza en el gran enigma de la durabilidad de las ciudades mayas. A pesar del clima tropical y el crecimiento de la selva, estas estructuras han resistido milenios gracias a las avanzadas técnicas de construcción de los mayas.
La antigua civilización maya, que floreció entre el 250 y el 900 d.C., se destacó por sus templos, palacios y plazas adornados con elaboradas esculturas. Pero más allá de su impresionante arquitectura, los mayas desarrollaron técnicas de construcción que ayudaron a sus ciudades a soportar el tiempo.
La utilización de piedras y un mortero resistente hecho a base de materiales locales como caucho y arcilla, contribuyó a que las estructuras se mantuvieran estables frente a la erosión y los cambios climáticos. Este mortero natural, enriquecido con ingredientes orgánicos, ayudaba a mantener la cohesión de las construcciones, incluso en ambientes tropicales húmedos y cálidos.
La selva, que inicialmente ocultó las ruinas, también ha jugado un papel en su preservación. Al estar rodeadas de árboles, muchas de estas ciudades evitaron ser saqueadas o demolidas para el aprovechamiento humano. Además, los mayas también adaptaron su entorno mediante la creación de terrazas y sistemas agrícolas que mitigaban el impacto de las lluvias y permitían el cultivo en terrenos inclinados.
Hoy, el descubrimiento y estudio de estas ciudades no solo arroja luz sobre la cultura maya, sino que también invita a reflexionar sobre la posibilidad de aplicar estas antiguas técnicas en la construcción moderna, promoviendo materiales y métodos más sostenibles y duraderos en un mundo afectado por el cambio climático.