Cada 19 de marzo, la comunidad cristiana celebra el Día de San José, un día especial para rendir homenaje al padre terrenal de Jesús y a su papel fundamental en la familia sagrada. San José, esposo de la Virgen María y protector de la infancia de Jesús, es reconocido como un modelo de fe, humildad y dedicación.
Por M. Del Cid
A lo largo de los siglos, San José ha sido venerado como un ejemplo de paternidad responsable, trabajo honesto y profundo amor familiar. Su figura es especialmente importante en la tradición católica, donde es considerado el patrono de los trabajadores, los padres y de la Iglesia universal.
En muchos países de América Latina, el Día de San José es una festividad religiosa marcada por misas especiales, procesiones y actos de recogimiento. Es una oportunidad para reflexionar sobre los valores de la paternidad y la protección familiar, siguiendo el ejemplo de un hombre justo y comprometido con el bienestar de su familia.
Además de ser un día de reflexión espiritual, la celebración también es significativa para quienes celebran el nombre de José o sus variantes, como Pepe o José María, en honor a este santo. Las familias a menudo aprovechan la ocasión para compartir en comunidad, rendir homenaje a sus propios padres y reconocer la importancia de la figura paterna en sus vidas.
San José sigue siendo un modelo de amor y dedicación, un protector y guía para todos los creyentes, invitando a cada uno a seguir su ejemplo en la vida diaria.
