
El calentamiento previo a cualquier actividad física no es una recomendación opcional, sino una necesidad para cuidar el cuerpo, evitar lesiones y mejorar el desempeño durante el ejercicio.
Por M. Del Cid
Esta práctica, muchas veces ignorada por quienes hacen deporte ocasional o de forma recreativa, marca la diferencia entre una rutina segura y una que podría causar daños musculares o articulares.
Calentar consiste en realizar una serie de movimientos suaves y progresivos que preparan al cuerpo para un mayor esfuerzo. Durante este proceso, los músculos se oxigenan, aumenta la temperatura corporal, mejora la elasticidad y se acelera el ritmo cardíaco de manera controlada, lo que permite que el organismo esté listo para enfrentar actividades de mayor intensidad.
Diversos estudios médicos y deportivos coinciden en que el calentamiento reduce considerablemente el riesgo de esguinces, desgarres, tendinitis y otras lesiones frecuentes. También favorece una mejor coordinación y concentración, lo que es fundamental tanto para deportistas profesionales como para personas que se ejercitan por salud o entretenimiento.
Un calentamiento adecuado suele durar entre 5 y 15 minutos, dependiendo de la intensidad del ejercicio posterior. Puede incluir ejercicios articulares, estiramientos dinámicos y movimientos aeróbicos suaves. En todos los casos, debe adaptarse a la actividad que se realizará, ya sea correr, nadar, levantar pesas o practicar algún deporte.
Adoptar el hábito de calentar antes de ejercitarse es una forma de cuidar el cuerpo, aumentar el rendimiento y disfrutar con seguridad de los beneficios del ejercicio físico. Es una inversión de minutos que puede prevenir semanas de inactividad por lesión.