La procrastinación: un hábito que afecta el rendimiento universitario

Según especialistas en educación, posponer las responsabilidades académicas puede generar ansiedad, bajo rendimiento y desmotivación en los estudiantes.
Por J. Chávez
En la vida universitaria, uno de los desafíos más frecuentes es la procrastinación, es decir, el hábito de retrasar actividades importantes y sustituirlas por otras de menor prioridad. Según profesionales en psicología educativa, este comportamiento se presenta cuando los estudiantes enfrentan tareas que consideran difíciles o demandantes, optando por distraerse con actividades más agradables como ver videos, revisar redes sociales o dejar la responsabilidad para más tarde.
De acuerdo con especialistas, la procrastinación no solo impacta el desempeño académico, sino que también afecta la salud emocional de los jóvenes, generando sentimientos de frustración, estrés y pérdida de motivación. Además, se advierte que este hábito puede convertirse en un círculo vicioso: entre más se pospone una tarea, más aumenta la presión y la dificultad para iniciarla.
Entre las principales causas, profesionales en educación destacan la falta de organización del tiempo, el perfeccionismo, la presión académica y la ausencia de estrategias de estudio efectivas. Para contrarrestar este problema, recomiendan técnicas sencillas como planificar horarios, dividir grandes proyectos en pequeñas tareas, evitar distracciones y aplicar la llamada “regla de los cinco minutos”, que consiste en empezar aunque sea con poco tiempo, con el fin de vencer la inercia inicial.
La procrastinación, según especialistas, no debe verse únicamente como falta de interés, sino como un hábito que puede modificarse con disciplina y autogestión. En este sentido, la Universidad de Oriente (UNIVO) considera necesario promover en los estudiantes la organización y la responsabilidad personal, ya que superar este reto no solo mejora el rendimiento académico, sino que también fortalece habilidades valiosas para la vida profesional.