
Esta tendencia preocupa a médicos y especialistas, quienes alertan sobre las graves consecuencias a corto y largo plazo.
Por M. Del Cid
La obesidad infantil se ha convertido en uno de los principales desafíos de salud pública en El Salvador, desplazando a la desnutrición, que durante décadas afectó a amplios sectores de la población infantil.
Si bien existen factores genéticos y hormonales que pueden influir en el desarrollo de la obesidad, los expertos coinciden en que los principales detonantes son los malos hábitos alimenticios y la falta de actividad física. El consumo excesivo de productos ultraprocesados, bebidas azucaradas y el sedentarismo, están presentes en la vida diaria de muchos niños salvadoreños.
De acuerdo con especialistas en nutrición, una dieta deficiente durante la niñez puede tener efectos duraderos en la salud, incrementando el riesgo de padecer enfermedades crónicas en la adultez, como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares.
Los profesionales también señalan que es fundamental que los padres estén atentos a signos que podrían indicar obesidad infantil. Entre estos síntomas se encuentran dolores de cabeza persistentes, presión arterial elevada, sed excesiva, problemas respiratorios al dormir y un desarrollo físico más lento en comparación con otros niños.
Ante esta situación, los expertos llaman a implementar estrategias educativas y comunitarias que fomenten estilos de vida saludables desde la infancia, así como políticas públicas que regulen la publicidad y venta de alimentos no nutritivos en entornos escolares y comunitarios.