En Canadá, una máquina expendedora permite retirar libros las 24 horas del día, acercando la lectura a cualquier hora y en cualquier lugar.
Por F. Martínez
En la ciudad de Calgary, Canadá, una idea revolucionaria está cambiando la forma en que las personas acceden a los libros: una biblioteca automática que funciona como un cajero bancario, este innovador sistema, conocido como book dispenser, permite a los usuarios escanear su tarjeta de biblioteca, elegir entre una amplia selección de títulos y retirar un libro en cuestión de segundos, sin necesidad de que haya personal presente. La máquina está ubicada en una estación de tren, lo que facilita que los viajeros puedan llevarse una lectura para el camino, incluso fuera del horario habitual de una biblioteca tradicional.
Este invento ha sido bien recibido por la comunidad, especialmente por quienes tienen jornadas laborales largas o rutinas poco convencionales. Además, el sistema también permite devolver libros en el mismo punto, haciendo que el proceso sea completamente autónomo y accesible, la tecnología detrás del dispensador ha sido desarrollada pensando en la eficiencia y el fomento de la lectura, buscando romper con las barreras del tiempo y el espacio.
La biblioteca automática no solo ofrece libros: ofrece tiempo, flexibilidad y una oportunidad constante de conectarse con la lectura. Una prueba más de que, cuando la tecnología se alía con la cultura, nacen ideas tan sorprendentes como necesarias.
