Por: Erika Argueta
San Salvador celebra del 1 al 6 de agosto las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del mundo, colores, diversión, sano esparcimiento y actividades religiosas toman lugar en la Capital por la algarabía que cada año llena de alegría a toda la nación. Pero se ha preguntado usted ¿Cómo nace toda esta tradición?
El origen de la celebración tiene lugar en la conquista de Mesoamérica cuando la villa española de San Salvador fue fundada en 1,525 por Pedro de Alvarado, éste fue directamente a un cerro para poder nombrar su nueva conquista y decidió hacerlo en honor a Jesucristo «Provincia de Nuestro Señor Jesucristo, El Salvador Del Mundo» fue el nombre asignado por el conquistador, pero luego sería abreviado a «El Salvador».
Luego del nombramiento, se comenzaron a realizar en el territorio salvadoreño misas en honor al Divino Salvador del Mundo en las que los pobladores y colonizadores festejaban a la segunda persona de la Santísima Trinidad. A su vez, se comprende que esta festividad fue tomando importancia en los habitantes no sólo de San Salvador, sino del país entero, poco a poco eran más las familias que acompañaban los recorridos por las diferentes calles, llenos de orgullo por sus orígenes y regocijantes de fe.
En la actualidad, siguen desarrollándose actividades religiosas que permiten mantener vivo el contexto histórico de la ciudad y de El Salvador en general, misas y procesiones organizadas por la feligresía; acompañados de campanas, cohetes y cánticos durante todo el recorrido. Pero la riqueza cultural también se apodera de esta fiesta patronal a través de actividades en el Teatro Nacional de San Salvador, como exposiciones y conciertos culturales, que potencian la participación de la comunidad.
Otro elemento que cabe destacar en este festejo es la diversidad de platillos o antojitos que se pueden encontrar en las diferentes actividades a realizarse, desde elotes locos, las infaltables pupusas, churros españoles, tostadas y hasta dulces típicos de nuestra zona, son algunas de las opciones a encontrarse en los campos de feria que llevan la diversión como un complemento a la ocasión para que los lugareños y demás visitantes de los diferentes departamentos puedan disfrutar y crear experiencias inigualables en ambientes de sano esparcimiento.
Para finalizar, fomentar las tradiciones culturales y religiosas es de beneficio para la identidad de la nación y así también para la economía y desarrollo, porque de esa manera, a través de todas esas festividades pueden acercarse tanto turistas nacionales, y extranjeros, a conocer qué es lo que se celebra en las fiestas agostinas en honor al Divino Salvador del Mundo.
