Polvo del Sahara: un visitante invisible que llega cada año a El Salvador

Este fenómeno natural, conocido como intrusión de polvo sahariano, ya se hace sentir en el territorio salvadoreño.
Por M. Del Cid
Aunque parezca increíble, El Salvador mantiene una conexión directa con el desierto más grande del mundo: el Sahara. Cada año, millones de toneladas de polvo se levantan desde el norte de África y, transportadas por los vientos alisios, cruzan el océano Atlántico hasta llegar a Centroamérica y el Caribe.
Durante estos días, el cielo salvadoreño ha mostrado un ambiente brumoso, con menor visibilidad y un sol más rojizo de lo habitual. Además, se ha registrado un incremento en la sensación de calor seco, así como en las molestias respiratorias y oculares, especialmente en personas con asma o alergias. Las autoridades recomiendan evitar actividades físicas intensas al aire libre, usar mascarilla en caso de sensibilidad respiratoria y mantenerse bien hidratados.
Si bien este fenómeno puede parecer perjudicial, también tiene un lado positivo. El polvo sahariano transporta minerales como hierro y fósforo, que actúan como nutrientes para suelos agrícolas y ecosistemas marinos, beneficiando incluso a la Amazonía y los océanos. Sin embargo, cuando las concentraciones son elevadas, puede afectar la calidad del aire y representar un riesgo para la salud.
Según los expertos, durante los próximos días El Salvador seguirá bajo la influencia del polvo sahariano, aunque en niveles bajos. Por ello, se recomienda mantenerse informado a través de fuentes oficiales y seguir las recomendaciones para proteger la salud, en especial de niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias.
Este fenómeno es una muestra más de cómo los sistemas naturales del planeta están interconectados, y cómo eventos que ocurren a miles de kilómetros pueden tener efectos directos sobre nuestras vidas cotidianas. Aunque invisible, el polvo del Sahara es un recordatorio del impacto global de la naturaleza.