El Salto de Malacatiupán brilla en Ahuachapán

Turismo rural revitaliza un manantial ancestral entre cascadas con aguas turquesa y leyendas náhuatl.
Por F. Martínez
En los últimos meses, un creciente flujo de visitantes ha redescubierto el Salto de Malacatiupán, una cascada de aguas termales en Atiquizaya, Ahuachapán. A poco más de 90 kilómetros de la capital, este rincón natural, conocido históricamente por los pueblos náhuatl, ha ganado fama por sus pozas de agua turquesa a temperaturas cálidas y una formación rocosa con la curiosa forma de un mono.
Malacatiupán cuyo nombre significa “Templo Redondo” en náhuat ofrece una experiencia de ecoturismo auténtico. Las tres cascadas termales, rodeadas de vegetación, forman un refugio ideal para el descanso. Cada fin de semana, decenas de turistas nacionales disfrutan del llamado “beso del agua”, el punto donde convergen aguas calientes y frías, creando un baño natural relajante.
El acceso es sencillo, aunque rústico, tras varios kilómetros en mototaxi o bus desde el centro de Atiquizaya, los visitantes caminan por senderos que permanecen prácticamente sin alteración humana. Con apenas una donación simbólica, este paraíso natural representa una opción asequible para familias y amantes del turismo rural.
El Salto de Malacatiupán es un ejemplo de cómo el turismo sostenible puede fortalecer comunidades, preservar tradiciones y conectar a las personas con la naturaleza. Un lugar donde el calor de la tierra se convierte en descanso, historia y belleza para todos los sentidos.