A través de colores, movimientos y señales químicas, las mariposas logran enviar mensajes vitales para su supervivencia.
F. Martínez
Aunque parezcan frágiles y silenciosas, las mariposas tienen un complejo sistema de comunicación que les permite interactuar con otras de su especie. Lo hacen sin emitir sonidos, utilizando principalmente el color de sus alas, sus movimientos y señales químicas para enviar mensajes esenciales sobre apareamiento, defensa o ubicación de alimento.
Investigadores han descubierto que los patrones brillantes de sus alas no solo las hacen atractivas, sino que también cumplen funciones sociales. Por ejemplo, los machos de ciertas especies despliegan sus colores en danzas aéreas para atraer a las hembras. Otras, como las mariposas monarca, liberan feromonas que sirven como señales químicas para atraer pareja o advertir peligro.
Este lenguaje no verbal ha sido perfeccionado durante millones de años de evolución, convirtiendo a las mariposas en un fascinante ejemplo de cómo la naturaleza desarrolla sistemas de comunicación más allá del sonido o la palabra.
