Día de los Difuntos: Familias salvadoreñas llenan los cementerios de vida y fe
Con flores, música y dulces tradicionales, los salvadoreños conmemoran a sus seres queridos en el cementerio municipal de San Miguel y en todo el país.
Por Josué Chávez
Este 2 de noviembre, El Salvador celebra una de sus tradiciones más entrañables: el Día de los Difuntos. Con flores, música, oraciones y mucho cariño, las familias salvadoreñas honran a quienes ya no están, cumpliendo un ritual que mezcla devoción, nostalgia y amor en los cementerios de todo el país.
En el municipio de San Miguel Centro, el cementerio municipal se convierte en un lugar de encuentro espiritual. Feligreses acuden desde temprano para embellecer las tumbas de sus seres queridos, llevando arreglos florales, velas y pintando cruces, mostrando así el cuidado y respeto que caracteriza esta jornada. En muchos casos, la visita se acompaña de mariachis o músicos que interpretan canciones queridas por los difuntos, llenando el ambiente de melancolía y celebración.
La gastronomía también es parte esencial de esta conmemoración. En los alrededores del cementerio de San Miguel, los vendedores ofrecen hojuelas de trigo bañadas en azúcar o miel, un dulce tradicional que los visitantes disfrutan mientras comparten recuerdos y anécdotas con sus familiares. Otros alimentos típicos y frutas de temporada también son populares, permitiendo que las familias compartan un momento en un ambiente solemne, pero lleno de amor y gratitud.
Así, cada 2 de noviembre, el cementerio municipal de San Miguel, al igual que otros en el país, se llena de colores, aromas y sonidos, en un ritual que une generaciones y reafirma el vínculo con aquellos que partieron, pero que siguen presentes en el corazón de sus seres queridos.